“El tiempo es la fragua que aprieta mis alambres”, canta
Carlos Chaouen en su tema ‘Corazón’. Y quizás sea eso precisamente lo que llevó a
este reputado cantautor hace cerca de 4 años a pararse, tomar aire, e instalarse en su consulta privada de Vejer de la Frontera (Cádiz), donde ejerce una de sus pasiones desde la adolescencia; la
Psicología.
La vida de este gaditano nacido en San Fernando se amolda muy bien a esa incertidumbre de no saber qué fue antes, si el huevo o la gallina. En este caso,
música y Psicología han ido siempre de la mano, aunque con semejante cuna flamenca el manejo de las guitarras que encontraba por casa se adelantó ligeramente a su carrera profesional. También al acabar su formación en 1997 en Psicología -con sus añadidos en psicoanálisis, cognición y trastornos, intervención psicoterapéutica, terapia EMDR-, cuando se le presentó la posibilidad de
grabar un disco y el éxito le sobrevino “por factores que nadie conoce”, según le empuja a reconocer su modestia. “Se presentó la posibilidad de grabar, yo pensé que iba a ser como una aventura, pero aquello fue creciendo –agradablemente para mí- y
grabamos 7 discos, y en ello sigo un poco, aunque ahora lo hago compatible con lo otro”, explica en conversación con LA REVISTA de
Redacción Médica.
Con ese “lo otro”,
Juan Carlos Sánchez –su nombre real y el que usa como terapeuta- se refiere a su profesión de psicólogo. No le cuesta admitir que al terminar la carrera tuvo la sensación de ir cargado de conocimiento teórico pero también de no tener la suficiente vida recorrida para ejercer, especialmente en una carrera como Psicología. Por eso, tras 15 años por multitud de escenarios en los que el gusanillo de psicólogo se fue haciendo fuerte, sintió que ya tenía trayecto hecho como para que
fuese más fácil ayudar a la gente.
Allí ha visto dos versiones diferentes en sus pacientes; los que conocen su faceta musical y los que no, "la mayoría", según admite. Los hay que se quedan porque les "da seguridad" su trayectoria, y los hay que les choca encontrárselo como terapeuta y prefieren buscar otro profesional. Sus días los divide en tres y suele dejar
un tercio disponible para poder componer, porque además, asegura que dos horas libres en Vejer parecen siete en Madrid. De hecho, tiene ya un
nuevo disco preparado para grabar este verano, lo que asegura que le hará salir a presentarlo después de otoño retomando con más intensidad los escenarios.
PROBLEMAS COMUNES
Tras estos últimos cuatro años ejerciendo, si preguntas a Chaouen por
lo que le duele a la sociedad, lo tiene claro: “En general la gente sufre por un caos interno. La sociedad no ayuda, la gente es muy egoísta y se quieren muchos perfiles distintos de una persona. Antes no había tanta exigencia. Ahora, por ejemplo, la mujer tiene que ser buena mujer, buena madre, buena trabajadora, pasárselo bien en sus espacios lúdicos, y continuamente se ven exigidas a cumplir modelos ideales. Y es difícil estar en esos modelos ideales, porque son muy exigentes, muy competitivos, y así es
difícil tener la felicidad porque suele acabar en sufrimiento. Ese es un factor común; la gente
pretende seguir unos modelos ideales alejándose un poco de su naturaleza, de lo que verdaderamente quiere”, relata el autor.
Juan Carlos Sánchez en su faceta de psicólogo con formación en meditación.
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Entonces, ¿cómo se actúa? ¿Cómo saca un psicólogo a alguien de esa cueva? “La
gente suele estar un poco desconectada de sí misma, de lo que realmente quiere. La sociedad le engaña proponiéndole felicidades o regalos de los que es difícil escapar pero que nunca te darán esa felicidad. Lo primero suele ser ponerlos en contacto con ellos mismos e ir descubriendo
cómo se sienten y qué necesidades reales tienen. Aunque parezca sorprendente, la mayoría de la gente no lo sabe. Vas posponiendo tus necesidades y cada vez son más difíciles de ver”, asegura a esta revista.
Pese a que el
panorama para los jóvenes que estudian Psicología es poco alentador una vez terminada la carrera, Chaouen –cuyo nombre artístico proviene de Chef-Chaouen, población marroquí cuya leyenda cuenta cómo un jeque árabe desposó a una cristiana de Vejer que, para huir de la tristeza, mandó construir un lugar idéntico a su tierra natal- tiene claro que la vocación es importante, y que “uno
debe estudiar aquello que le guste, porque eso ya es una gran diferencia”. Para él, el mercado laboral no es como antiguamente, y tiene pinta de que va a seguir así, de manera que será una ventaja estudiar o ejercer aquello que le apasione, porque “eso sí que realmente no está pagado y creo que desde ese lugar lo va a poder hacer mejor”.
LA AYUDA, EN LA MÚSICA
Teniendo sobre la mesa sus dos pasiones, no es difícil preguntarse qué faceta ha influido más en la otra. “Yo creo que la
Psicología realmente influye en todo, desde esa óptica de que todo está en la mente. A mí eso siempre me ha obsesionado un poco en el sentido de que hagamos lo que hagamos siempre estamos bajo los parámetros de la Psicología. Me imagino que de alguna manera me ha ayudado para la música, pero también la música me ha ayudado personalmente. Digamos que
para mí ha sido muy terapéutica, una expresión libre. La composición noto que ha sido terapéutica, y para colmo, algunas canciones han sido terapéuticas o de ayuda para otras personas. Es fantástico por los dos lados”, admite.
En ese sentido, no duda en afirmar que la
música tiene mucho de terapéutico, aunque es inversamente proporcional a cómo sea de comercial. Y lo ilustra diciendo que para él, su 'No me canso' es menos terapéutico que 'Vente'. Al segundo reconoce que la música en general está siempre conectada con el interior de la persona, que escucha una u otra según su estado de ánimo.
Primer plano del cantautor gaditano.
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Y ese estado de ánimo deja verse a pinceladas en sus temas, en los que deja versos como “vivo en soledad con tanta gente que me da miedo”, “si tienes hambre come del aire”, “canto para espantar mis penas” o “suelen decir que la vida tiene estas cosas”.
Canciones de autor, versos que golpean a golpe de cuerda de guitarra o con más acompañamiento rozando lo rockero sobre un escenario. Y en ellos hay mucho de autobiográfico, porque
escribir “me sirve para limpiar mis fantasmas y eso creo que es lo que me ha llevado a componer siempre, más allá de que esas canciones luego salgan al mercado o las cante en mis conciertos o no”. Le sorprende, además, que pese a ser muy autobiográfico, también haya mucha gente que se reconozca en sus temas, "según me han contado”.
Metido en su consulta, con el último disco publicado en 2014 y desconectado de las redes sociales… Entonces, ¿se está escondiendo un poco el músico en su consulta gaditana para reorganizarse? “También. Creo que al final es difícil separar los procesos personales de lo que uno hace. En mi caso tengo la suerte de poder decidir cuándo quiero parar. Tengo un disco listo para grabar pero sí, es un poco así,
me he alejado un poco de ese mundo, estoy tocando mucho menos por decisiones personales o por ordenar las cosas de otra manera”, asegura el gaditano.
En su forma de componer –en el tiempo que le dejan las consultas- también existen muchas
referencias a sustancias artificiales y drogas, algo de lo que siempre reniega el colectivo psicólogo. Pero Chaouen tiene su explicación, y es que “la sociedad está llena de drogas y mucha gente las toma para sufrir menos, para aliviar su sufrimiento o para descubrir facetas que no conoce, pero a la larga
casi nunca conducen a ningún camino bueno. Es verdad que yo hablo mucho de eso pero no lo recomiendo, cosa que a veces la gente no entiende. También hablo de imágenes de Dios o cristianas y tampoco es que esté defendiendo ni criticando esa postura, pero es que
son elementos del día a día, atraviesan mucho a la sociedad”, defiende el psicólogo.
LA MÚSICA, CADA UNO LA SUYA
Tras casi 20 años en la música, asegura que le parece normal que le hayan metido en ese 'cajón de sastre' musical donde también se encuentran
Ismael Serrano, Quique González, Marwan o Andrés Suárez entre otros, algo “inevitable” porque la gente pone etiquetas fácilmente, aunque explica que se llevan bien, y que de las cosas que más aprecia en su trayectoria es
haber conocido a tanta gente, músicos y no músicos, con quien compartir, colaborar o aprender.
El músico en una de sus actuaciones sobre los escenarios.
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Sin embargo, no recomienda ningún estilo, puesto que “hay música para muchos momentos y no todos los días nos sentimos igual”. Para él sí existe una de cabecera: el
flamenco, su “santo grial” y que le vincula con memorias infantiles. Lo toca, pero cree que hay que pertenecer a él para hacerlo. “Sería mi música ideal pero no la que hago”, añade.
Su falta de “apremio por ser artista” ha hecho que su ego no se haya resentido cuando algunas canciones suyas han sido más conocidas cuando las ha cantado otro vocalista que en su propia garganta. Por eso lo vivió con tranquilidad y siendo consciente de que en el fondo le ha
ayudado a difundir sus canciones, aunque “en algún momento puntual” y más por exceso de difusión que por otra cosa, “al cerebro no le hacía mucha gracia” oír su letra por doquier en otra voz.
A Chouen le cuesta definir su canción más icónica, la que mejor habla de sí mismo, porque “uno siempre se ve distinto a como le ven los demás”. Pero sí asegura que la que más ha trascendido es 'Semilla en la tierra', “por dónde ha llegado y a qué niveles íntimos de la gente. Quizás es lo mejor que he hecho”. A nivel musical, puesto que medir los éxitos a nivel terapeuta es otro cantar. De momento, está tranquilo en
este tira y afloja entre música y Psicología, que últimamente gana la segunda. “Con esto tengo suficiente. Si todo va bien y grabamos el disco, saldré a tocar más, pero mientras, sigo adelante con la consulta”, sentencia el compositor.
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