Decidió aprovechar su fama para mostrar otra cara del cáncer y desestigmatizar una enfermerdad que se suele relacionar directamente con la muerte. El cantante de Jarabe de Palo, Pau Donés, decide celebrar la vida con ’50 palos’: un libro, un disco y una gira poco después de las últimas sesiones de quimioterapia. El músico repasa en esta entrevista con LA REVISTA de Redacción Médica su forma de afrontar la enfermedad.
Pau, estáis de gira con: 50 Palos ¿hace falta que nos ocurra algo malo para pararnos a hacer balance?
No, al revés, lo que tiene que pasar son siempre cosas buenas y después hay que parar muy poco a hacer balances, no sirven para nada.
Acabas de publicar también un libro con el mismo título, en el que hablas un poco de tu día a día, además de experiencias, ¿Es una forma de valorar el presente y darle más sentido a lo cotidiano?
Ahora estamos en un proyecto que es el ‘50 Palos’. ‘50 Palos’ con un cumpleaños, o con dos cumpleaños, el mío y el de Jarabe, mis 50 años y los 20 de Jarabe. Y por tanto, tiene que haber una celebración. Celebramos con un disco, con temas de los de siempre de Jarabe versionados. Por otra parte, también hemos publicado un libro en el que comparto una serie de pensamientos, de ideas, de emociones, de anécdotas que quería compartir con la gente pero por mero ejercicio catársico, si quieres. Y después, una gira que es en lo que estamos ahora metidos.
Vuelves a Madrid después de unos años. En el libro mencionas el rollo macarra de Malasaña, hablas también de un desencuentro un poco ‘hipster’ en La Latina, ¿qué barrio elige Pau de los ‘50 Palos’?
Yo, Madrid en general. Esta ciudad me fascina. Lo que pasa que ahora, después de lo del cangrejo, no bebo, no salgo, no nada, y claro lo que más me gusta es el canalleo. Pero es una ciudad estupenda, sí. Me cuesta quedarme con un barrio.
¿Te volverías a quedar con Malasaña entonces?
¡Sí, vamos , pero de cabeza!
El proyecto '50 palos' incluye una gira, un disco nuevo y un libro.
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Has hecho lo que llevas de gira alternándola con un nuevo ciclo de quimioterapia ¿cómo se sube uno al escenario en los días en los que no está para nadie?
Bueno, yo cuando estoy con la quimio estoy para lo que haga falta. La quimio no me supone un impedimento para hacer cosas, sí que hay cosas que las tengo que hacer a otro ritmo o a otro nivel, pero eso me dura tres o cuatro días. Lo que quiero decir es que el cáncer es una enfermedad crónica, es una enfermedad que puede ser grave e incluso peligrosa. Pero es una enfermedad, al fin y al cabo, con la que puedes y tienes que convivir, pero con la que puedes llevar una vida de lo más normal.
Yo, con la bomba de infusión, me subo a un escenario, como me subo a una montaña. Y si realmente un día no puedo, por lo que sea, no lo hago. El proceso fuerte de la quimio, para mí, tiene que ver con una resaca tremenda sin dolor de cabeza. Y yo, resacas en la vida, he tenido muchas y más fuertes que el peor día de quimio que haya pasado en cualquiera de los ciclos que hecho o de los que voy a tener que hacer.
En el documental, sin embargo, esa parte más negativa o los efectos que te dejan un poco más K.O., como esa resaca que mencionabas, no aparecen, ¿ha sido intencionado, ocultar esa parte?
Totalmente. No hemos ocultado nada, simplemente es que no me interesa la vertiente negativa del cáncer. O sea, la vertiente negativa del cáncer es una buena manera de vender la enfermedad, pero también de acojonar a la gente, de desinformar a la gente. Contra el cáncer se lucha, el cáncer es una guerra, la quimioterapia es un veneno, el cáncer es un bicho, no me gusta esa acepción de la enfermedad, ¿por qué? porque eso lo que hace es frustrarnos mucho a los enfermos y frustra mucho también a nuestro entorno.
Al entorno sobretodo le produce un miedo tremendo. Creo que convendría que dejáramos de hablar del cáncer en esos términos. El cáncer es una enfermedad crónica y ya está, como puede ser una diabetes o un reuma o cualquier otra. Entonces, bueno, un ciego puede vivir con su ceguera y ser feliz, un sordo puede vivir con su sordera y ser feliz, como un cojo o un diabético, nosotros con cáncer también.
Cuando decidimos grabar el documental, eliminar la parte negativa, para mí fue fundamental. Esto ya lo hemos visto mucho y además, no corresponde a una realidad. Al director le dije: “tronco, no me gusta, o sea, si tú vas a vender la película desde el punto de vista sensacionalista, de la parte chunga del cáncer, entonces ¡yo no quiero salir!”.
¿Qué dijeron los médicos cuando les contaste que tenías la idea de volver a salir de giras, subirte a los escenarios?
Bien. De hecho, a mí me operaron del colon un mes de agosto, me sacaron el primer tumor, y en 4 semanas del hígado, mes de agosto. En diciembre ya hicimos un concierto para recaudar fondos para un proyecto concreto de investigación, para un ensayo clínico. Entonces, cuando le dije a mi oncóloga Elena: oye, que yo en 2017 voy a salir a celebrar el cumpleaños de Jarabe y tenemos 100 conciertos. Me dijo: “¡pobre de ti que no lo hagas!”. De hecho, ella tiene pacientes que corren maratones, que hacen triatlones con las Mountain Bike y toda esta movida.
"De actitud vital soy positivo".
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Si hay una parte del cáncer que no se conoce es porque a lo mejor no. Es curioso, pero yo sí que estoy interesado en que se conozca. Me refiero a la cantidad de gente que tiene cáncer y que hace una vida muy normal y sobre todo una vida muy activa.
¿Entonces crees que la música te ha ayudado a mantener ese optimismo con el que afrontas el cáncer?
Yo soy músico de vocación, entonces no es que me haya ayudado ahora, me ha ayudado toda la vida y yo no afronto el cáncer con optimismo, lo afronto con realismo, que es diferente. Lo que pasa es que de actitud vital soy positivo; a mí me gusta ver las cosas buenas de la vida. Al cáncer, siempre lo digo, le dedico cinco minutos al día, el resto, a vivir.
Tuviste la muerte muy cerca desde muy joven. ¿Crees que eso ayuda a enfrentarse a una enfermedad como el cáncer?
Eso sí, eso sí. Porque lo que haces es perder el miedo a la muerte. Entonces, cuando no tienes miedo a morir el encontronazo con la enfermedad, o sea, cuando pasas de ser espectador a protagonista, digamos que es mucho más, iba a decir doloroso, pero doloroso tampoco es la palabra, es mucho menos traumático.
“¡Mira, tienes cáncer!”, entonces, tener cáncer quiere decir que a lo mejor te puedes morir, a lo peor. Pero desde tener cáncer a morirse, hay un abanico de posibilidades tremendo. Yo llevo casi 2 años y medio vivo ¿no?
Comentabas también en el libro que a la única persona que le coges el teléfono cuando estás en tu estudio es a tu hermano Bernat ¿es también a la persona a la que llamas cuando tienes un mal día?
No, yo cuando tengo mal día no llamo a nadie, me lo como yo.
Y el hecho de compartir el cáncer en las redes sociales, el buscarle esa parte positiva que no se ha contado tanto, el dar a conocer la enfermedad desde otro punto de vista ¿crees que te ha servido a ti también a llevar la enfermedad?
Desde luego que sí, pero no lo he hecho por eso. Lo he hecho porque cuando me encontré con la enfermedad me di cuenta del dolor y el malestar y la frustración que producía tanto a los enfermos, como a su entorno, totalmente injustificado. Es por desconocimiento, un miedo que no es real y es porque la gente asocia cáncer a muerte porque es una película que se les ha vendido. Entonces, yo digo: no tío, esto tienes que cambiarlo, tienes que desestigmatizar este pensamiento, tienes que normalizar la enfermedad. Y por eso lo hice, pensé que por ser un personaje popular el mensaje llegaría a más gente.
¿Te ha sobrevolado la depresión en algún momento?
No. Cero patatero.
Has querido quitarle estigmas al cáncer, el ver la parte positiva y aprovechando ser una persona famosa además, elegiste la sanidad pública ¿por qué la elegiste?
Bueno, ¡porque es la mejor! En la sanidad pública hay profesionales que han tenido la suerte de tratar con muchísimos más enfermos que los de la sanidad privada. La sanidad privada viene a ser un negocio. Además, la gran mayoría de profesionales que están en la privada, sobre todo los más buenos, están en la pública, por las mañanas. Los hospitales públicos son los mejor dotados.
A mí me operaron del colon. Esa semana operaron a 50 enfermos de colon. No hay ningún hospital privado que opere a 50 tíos en una semana, ni ninguna planta que tenga a 50 tíos acabados de operar con las enfermeras que cuidan a 50 tíos, con el personal, los asistentes, en fin, es que no hay color entre una cosa y la otra.
Has visitado Estados Unidos en varias ocasiones por la música ¿te planteaste en algún momento tratarte allí?
No ¿para qué? Es que, ¿para qué si aquí tenemos un sistema sanitario cojonudo?
Pau Donés en un momento de la entrevista.
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¿Cómo es la fama en el hospital?
En el hospital no eres famoso, en todo caso eres súper famoso por tu enfermedad, eres famoso entre todas las enfermeras que te cuidan, entre los médicos porque están pendientes de ti, pero en el hospital, en una planta después de una operación, en un postoperatorio, todos somos igual de famosos porque todos somos igual de importantes. Yo he vivido muy buenos momentos en el hospital, he hecho también buenos amigos y sobre todo, tengo el recuerdo de la calma, de estar tranquilo, de compartir mi vida con gente muy generosa, con todo el personal sanitario.
Después de las primeras sesiones de quimioterapia, apostaste por las plantas medicinales de Josep Pàmies. ¿No te parece un eslogan arriesgado el de una persona que afirma curar enfermedades graves con plantas?
Bueno, eso es mentira. Él no lo ha afirmado nunca. Él no es médico, él no cura a nadie, hay que matizar.
Yo no hago el cambio de una cosa por la otra, combino, como hacen por ejemplo los suizos. Suiza es uno de los principales productores de medicamentos y sobre todo, medicamentos para el cáncer. En todos los hospitales suizos hay un departamento de medicina tradicional y un departamento potentísimo de medicina alternativa que se ofrece a los enfermos de cáncer, cosa que no se hace aquí. Aquí sólo se ofrecen medicamentos. ¿Por qué? porque las grandes farmacéuticas son muy potentes. Pero ¿de dónde salen los medicamentos? ¡de las plantas! O sea, ¿qué han hecho las grandes farmacéuticas? sintetizar los principios activos de las plantas para poder masificar la venta del medicamento, lo cual es cojonudo porque los medicamentos nos curan, pero las medicinas salen de las plantas, no lo olvidemos.
Pàmies no es un curandero, no nos equivoquemos, no mandemos ese mensaje porque es totalmente equívoco. Y es un tipo que, además, sabe muchísimo de plantas y a mí las plantas que me ha recomendado, porque tampoco me ha dicho ¡toma esto y lo otro!, me han ido muy bien.
¿Te pareció en algún momento arriesgado hablar de esas plantas dentro de tu tratamiento?
Para nada, al revés. Me pareció que debía hacerlo. Es que incluso dentro de la medicina tradicional hay gran cantidad de médicos que no se atreven a decirlo públicamente por aquello de: ¡hostia, me van a despedir del hospital o la multinacional de farmacología se va a cabrear si lo defiendo! Gran parte de ellos se lo creen y muchos de ellos curan con medicina alternativa. Lo que pasa es que no lo pueden decir, somos así. En eso vamos un poco retrasados en España.
¿Entonces tú lo que diferenciarías sería la medicina tradicional y la osteopatía con la homeopatía?
No, la medicina tradicional con la medicina alternativa, que engloba todo lo demás, un montón de cosas.
Pero siendo siempre complementarias.
Complementarias, las dos, una de la otra. Yo no me hubiera tratado el cáncer solo con medicina alternativa, lo tengo claro, pero sí que considero fundamental la medicina alternativa para complementar la medicina tradicional, ¡fundamental!.
¿En qué aspectos?
Pues por ejemplo, yo cada mañana me tomo unas infusiones con una serie de plantas: ortiga, cardo mariano... Mi hígado está súper limpio, cuando me meto la quimio mi hígado y mi riñón están preparados para asimilarla. Después de un tratamiento largo de quimioterapia lo tendría que tener destrozado pero con esas hierbas me limpio el hígado y los riñones. Mi aparato digestivo funciona mucho mejor. La quimio también, te mete unas hostias en el estómago de cojones. Pero bueno, tomo plantas, aloe vera y otras cosas para tener el estómago preparado para cuando venga la quimio.
¿Cómo conociste al señor Pàmies?
A través de un documental. Alguien me dijo: tienes que ver el documental de un tal Josep Pàmies, lo miré y aluciné. Me encantó el tipo, me fui a los invernaderos, daban unas explicaciones sobre las plantas y me encantó.
EN CORTO
Un libro
’50 palos’, de Jarabe de Palo
Una canción
‘Lucha de gigantes’, Antonio Vega
Una ciudad para vivir
Barcelona.
Una ciudad para viajar
Berlín.
Un objeto imprescindible
Una guitarra.
Un personaje de tu vida
Mi tío Pepito.
Un personaje histórico
Cualquiera de los millones de personas que forman parte de la existencia humana.
Un equipo de fútbol
El Barça.
Un lema
"La vida es urgente".
Qué le hace feliz:
Subir a un barquito de vela y navegar.
¿Qué te ha sorprendido de la enfermedad?
El dolor que producía en los demás. O sea, el cáncer no me ha enseñado nada y tampoco me ha cambiado la vida, el cáncer es una enfermedad. Las enfermedades con las que además convivimos y con las que conviviremos, como en mi caso, toda la vida, lo que tiene que hacer es un pasajero en tu cuerpo, un pasajero que te moleste lo menos posible, pero no hay que darle mucha importancia, ni prestarle más atención de la debida.
¿Temes el día en que le tengas que dedicar más de 5 minutos?
No, porque no me interesa. Eso es un día que va a ser el futuro y para mí no existe, para mí es mi presente. Y ha habido momentos en los que le he tenido que dedicarle más de 5 minutos, cuando me han operado, por ejemplo, 9 horas. Es algo que no me interesa, no pienso en ello. Y recomiendo a los enfermos que estén leyendo esto que no piensen en eso, que piensen al revés, en las cosas que pueden hacer. Que piensen en la vida, en otras cosas que no sea lo que precisamente no se puede hacer, que no le teman a la enfermedad porque no hay por qué temerla. O sea, te puedes morir de cáncer o después salir aquí, que te atropelle un taxi en la Gran Vía, y dices: Joder, tan preocupado que estaba yo por el cáncer y me viene a atropellar un taxi, ¡me cago en la leche! Un taxi o un coche ¡cuidado!.
¿Has tenido que renunciar a algo por la enfermedad?
Bueno, obvio, cuando te operan y tal, pues tienes que estar en el hospital y a lo mejor pues, por ejemplo, tuvimos que cortar una gira, pero me fue muy bien, eso sí que se lo agradezco a la enfermedad. Me fui a casa y volví a reencontrarme con mi vida cotidiana y eso me encantó, fue estupendo. He retomado muchas cosas de mi vida cotidiana que en momentos determinados me han hecho muy feliz.
¿Has tenido la sensación, como en la canción "Humo", de estar haciendo algo por última vez?
No, pero la canción esa la escribí un día en que pensaba que la vida se me escapaba, sí. Y la vida para mí es uno de mis grandes amores, siempre he escrito canciones cuando un amor se me escapa, cuando una chica me deja, pero ese día me levanté pensando que me iba a morir. No sabía ni cuándo ni cómo, y entonces por eso escribí "Humo". Ese día realmente tuve miedo.
¿De qué te sientes más orgulloso Pau?
De la vida que he llevado, no sé de qué más, pero de la vida que he llevado. Siempre he sido un tío muy hiperactivo, disléxico y he vivido la vida con mucha intensidad, soy muy curioso. He hecho las cosas siempre a mi manera y estoy orgulloso de eso porque gracias a esa actitud pues he llegado a los 50 años pensando: ¡joder, pues qué bien estás y cómo te ha cundido la vida!
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