La Revista

"Los políticos no siempre son útiles; los sanitarios, siempre lo son"

La portavoz de Sanidad de Podemos en Madrid compagina su cargo con el ejercicio de la medicina en el 12 de Octubre

Mónica García, en el Pleno de la Asamblea de Madrid.

03 jun 2017. 20.00H
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POR SERGIO LÓPEZ
Miguel Fernández de Vega
A Mónica García (Madrid, 1974) le cuesta mucho quedarse con un solo libro o con una sola película. Esta médico anestesista metida en política ha hecho del no escoger solo una cosa su opción vital. Considera que estar con un pie en las instituciones y otro en el quirófano le hace ser más útil, como profesional y como política, así que no se plantea, de momento, dejar de compaginar su trabajo en el Hospital 12 de Octubre con la Portavocía de Sanidad de Podemos en la Asamblea de Madrid, pese a todas las dificultades para “conciliar”. Aterrizó en política tras pasar por la Marea Blanca y, aunque se ha convertido en azote parlamentario del Gobierno regional, se considera “conservadora en algunas cosas”. Una de ellas es no haberse planteado nunca vivir en otro sitio que no sea en el distrito madrileño de Retiro, a pocas manzanas de la casa de sus padres.
 
¿Cómo es la doble vida de diputada y anestesista?
 
Complicada y enriquecedora. Por un lado, creo que tengo una profesión en la que si desapareces cuatro años, te cuesta mucho volver a aparecer. Por otro, creo que tener un pie donde se regula lo que teóricamente debería pasar y otro donde realmente está pasando me da cierta legitimidad al hablar de las cosas. Pero no cabe duda que a veces cuesta compaginar, por no hablar del tema de la conciliación.
 
Me imagino que sus compañeros en el 12 de Octubre le sugerirán algunos temas a tratar en el parlamento autonómico.
 
Claro, mis compañeros me dan feedback. Yo creo que los canales de comunicación entre la profesión y la política estuvieron rotos durante un tiempo. Hubo una voladura de puentes y una cosa de la que nos dimos cuenta en la Marea Blanca es que nuestro trabajo diario, nuestra relación médico-paciente, está totalmente atravesada por decisiones políticas, así que, más allá de quejarnos, creímos que era el momento de dar un paso adelante. Un ejemplo es la historia clínica electrónica. Si tú vas a un hospital, el sentir común es que la aplicación funciona mal y hace más lento el trabajo; pero cuando oyes al directivo comparecer en la cámara, es maravillosa. Como yo estoy en el sitio donde tengo que perder siete minutos con ella, no me lo creo.
 
¿Se ha marcado una fecha de salida de la política?
 
Pues es que como tampoco me marqué ninguna fecha de entrada y me vino rodado… cuando me deje de compensar o piense que ya no soy una herramienta útil para la sanidad, lo dejaré.
 
¿Quién la convenció para dar el paso?
 
Los que me liaron fueron muchas personas de mi entorno, entre ellos, José Manuel López [hasta el pasado mes de diciembre, portavoz de Podemos en la Asamblea de Madrid], pero quien me animó con más entusiasmo fue mi padre. Además de ser médico –ya jubilado–, mi padre fue diputado por el Partido Comunista en la primera legislatura de la Asamblea de Madrid, así que en mi casa siempre se ha vivido la política.
 
A algunos miembros de Podemos les sorprende que los diputados se digan cosas muy duras desde la tribuna y luego parezcan tan amigos.
 
Yo eso lo veo normal. En el parlamento estás representando una opción política y yo, que soy bastante vehemente, si soy crítica con la gestión de las listas de espera no lo puedo decir de una manera complaciente. Creo que los plenos son el lugar para que se den esos debates duros y para que, usando herramientas de la retórica, se establezca una lucha que, si no, se daría en otro sitio. Fuera de eso, hay una relación de cordialidad y de respeto institucional, porque, además, yo creo todos los que estamos aquí estamos en el mismo barco de cambiar las cosas. Lo que pasa es que unos las quieren cambiar en un sentido y otros, en otro.
 
Del resto de partidos, ¿qué diputados cree que hacen un buen trabajo parlamentario?
 
Aunque discrepo con ellos muchas veces, creo que José Manuel Freire y José Ángel Chamorro [portavoces socialistas en la Comisión de Sanidad], son personas que merecen reconocimiento. El PSOE, a diferencia del PP, se ha preocupado de tener personas de alguna manera expertas en Sanidad. Daniel Álvarez Cabo [exportavoz de Ciudadanos], aunque con una ideología muy tendente al statu quo, era también buen conocedor de la sanidad. Pero el problema que tiene Ciudadanos es que aunque tengan a una persona valiosa y que sabe, al final se pliegan a los requerimientos del PP y no se nota la diferencia. Han votado el 100% de sus presupuestos sanitarios.
 
¿Cuál fue su primera militancia?
 
Nunca he sido muy militante como tal, más bien he estado enredando en muchos sitios. Estuve muy activa en la Marea Blanca. Me involucré a raíz de que se iniciase la privatización de los hospitales. En mayor o menor medida, siempre he intentado estar en espacios de reflexión y crítica al statu quo. Creo que es una forma de ser.
 
¿No es un poco agotador el nivel de discusión interna en Podemos?
 
A veces es agotador, a veces es frustrante y a veces es ilusionante. Es, básicamente, como la vida misma. Todo lo que existe en la esencia humana, está puesto de manifiesto en la política y algunos rasgos concretos de esa esencia, con mucha mayor intensidad. Pero yo creo que hay que relativizar un poco los conflictos.
 

Mónica García, en su despaho de la Asamblea de Madrid.

En su cuenta de Twitter se define como “innovadora social”, ¿qué es ser innovadora social?
 
Bueno, pongo “innovadora social de la mano de Podemos”, porque creo que Podemos surge como una innovación social necesaria. Es Podemos el que rompe el mapa político español y a partir de su surgimiento sucede un efecto dominó que afecta a muchos otros partidos políticos y organizaciones. Creo que hay que innovar y no tener miedo a ser progresista.
 
¿Y no teme que una vez Podemos ha abierto ese camino, entren por él otras fuerzas que sean las que protagonicen los cambios?
 
Puede ocurrir, si no somos lo suficientemente inteligentes. Si no sabemos patrimonializar las cosas que hemos puesto sobre la mesa, está claro que lo harán otros.
 
¿Y cree que están sabiendo actuar con inteligencia?
 
Hay cosas en las que sí y cosas que no con tanta.
 
¿Cuándo le vino la vocación por la Medicina?
 
Cuando hice selectividad y tuve que elegir, solo puse Medicina, pero no me recuerdo de pequeña queriendo ser médico. Creo que fue una vocación ‘in crescendo’. Cuando estudié me gustó y cuando practiqué me gustó aún más. No me imagino haciendo otra cosa. Además creo que, pase lo que pase, en Medicina siempre eres útil. En política puedes ser útil o no serlo, según el papel que desempeñes; pero cualquier profesional sanitario es siempre útil.
 
Durante su época de estudiante fue deportista. ¿Cuál fue su mejor marca?
 
Hace tanto que no me acuerdo de las marcas. Empecé esquiando, pero como entrenar y competir desde Madrid es complicado, me decanté por el atletismo. Hacía vallas, 400 metros al principio y luego 100. Y, bueno, iba a los campeonatos de España y a lo mejor llegaba a la semifinal. Era fanática del atletismo.
 
¿Sigue practicándolo?
 
Bueno, desde que he tenido los niños la verdad es que se me ha limitado mucho el tiempo que le puedo dedicar a lo que ahora sería para mí el ocio, pero, vamos, siempre me ha gustado. Casi todo mi tiempo de ocio lo ocupa familia. Mis hijos son muy pequeños. Siete años, cinco años y, la pequeña, dos. Nació justo nació cuando entraba aquí, en la Asamblea. Tenía que elegir y elegí que no quería perderme este momento, pese a tener una niña pequeña.
 
¿Y cómo va lo de la conciliación?
 
Nos falta mucha cultura en este país. No es solo una cuestión de iniciativas y voluntad política o institucional, sino social y cultural. Hablo de que no se vea raro que un hombre se salga de una reunión a las cinco porque tiene que recoger a sus hijos y normal si es mujer. Ya no es solo pedir que haya permisos de maternidad y paternidad de la misma duración. Mi hijo de 7 años tiene que poder ver a su padre y a su madre cuando sale del colegio. Y soy consciente de que yo, en mi caso, hablo desde un punto de vista privilegiado. Amigas mías que trabajan en el sector privado lo tienen peor que yo para conciliar.
 
¿Por qué Anestesología?
 
Uno de los defectos que tiene nuestro modelo formativo universitario es la poca capacidad con la que sales para discernir cuál es la especialidad que más se adapta a tu manera de ser o a tus capacidades. Te mueves por intuición y la Anestesiología era una especialidad muy amplia. Puedes estar entre la consulta del dolor, que la llevan anestesistas, puedes estar en un quirófano… no es quirúrgica, pero tiene una parte técnica de destreza o de manualidad, una parte de conocimiento muy amplia y luego también tienes la parte de la reanimación, que es la que a mí más me gusta.
 
en corto
Libro favorito: Imposible elegir uno. El último: ‘La efímera’, un cuento infantil sobre una libélula efímera que unos niños deciden cuidar durante sus últimas (y únicas) 24 horas de vida.

Canción: ‘Friday, I’m in love’ de The Cure.

Una ciudad donde vivir: Madrid.

Una ciudad para viajar: Buenos Aires.

Un objeto imprescindible: El teléfono móvil.

Un personaje de su vida: Mi padre.

Un protagonista histórico: Marie Curie.

Un lema vital: Todavía creo que puedo cambiar algo.

Un equipo de fútbol: Suelo simpatizar con el más débil.

Algo que le haga feliz: Estar rodeada de mi gente.
Como anestesista, en cierta ocasión ‘denunció’ en broma el “intrusismo profesional” de un compareciente por “dormir” a los diputados. ¿El aburrimiento es contrarrevolucionario, como decían en París en mayo del ‘68?
 
Efectivamente, el aburrimiento es contrarrevolucionario (ríe). Si el parlamentarismo y la política se empobrecen de esta manera, se consigue que la gente pierda interés y se desvirtúa la labor que hacemos aquí, en la cámara. Yo afirmo que es una estrategia para evitar la rendición de cuentas. Claramente.
 
¿Hay motivos para la moción de censura sanitaria en Madrid?
 
Se me ocurren varios motivos, pero el primero es que el PP ha creado un sistema feudal dentro del sistema sanitario. Hay una red clientelar de la que dependen puestos, de los gerentes para abajo. No está siendo una gestión transparente y no se rige por los valores de mérito y capacidad… y no estoy llamando malos profesionales a los gerentes y directivos, ¡no! Es que tenemos un sistema en el cual no se les deja ser buenos profesionales, porque al final su trabajo depende de otra serie de circunstancias.
 
Pero, en ese sentido, hay una ley de Profesionalización que la Asamblea ha aprobado por unanimidad y que la Consejería ya ha dicho que va a desarrollar.
 
No sé si mis temores se verán confirmados, pero uno de ellos es que esta ley acabe sirviendo para dar un envoltorio de transparencia a unas designaciones que sigan haciéndose a ‘dedo’. Ahora estamos en la fase de ponencia de esta ley y veremos cómo se desarrolla. Hay gente que piensa que un poquito de mejora ya es algo, pero yo creo que, igual que un poquito más de igualdad no es igualdad, un poquito más de transparencia no es transparencia.
 
Para terminar, quería pedirle que me recomendase un libro. ¿Es lectora habitual?
 
Hasta hace unos años, sí. Creo que la sensación de estar enganchada a un libro, ese ir en el metro y no poder parar aunque casi te caigas del andén o estar deseando llegar a casa para acabarte una novela, es una de las más excitantes que hay. Pero ahora tengo verdaderamente poco tiempo para leer por placer. Lo de elegir un solo libro no me parece justo; me fascinan Enrique Jardiel Poncela, José Luis Sampedro, Eduardo Mendoza, José Saramago…
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