Fontanars dels Alforins es un municipio en la provincia de Valencia de apenas 1.000 habitantes. Allí ejerce como médico de Familia –y es prácticamente una institución– Rafael Micó. Compagina esa actividad con su labor en Semergen, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, de la que es secretario general. Pero recalca que antes que todo es padre de familia. Eso sí, no esconde que hay algún momento del día que le gusta dedicárselo a sus hobbies, entre los que destaca la escritura. Y quién sabe, después de tantos pacientes que han pasado por su consulta, si algún día le dé por sacar un libro con todas las anécdotas que ha vivido.
¿Qué le lleva a estudiar Medicina?
Ayudar a los demás. De pequeño veía esa persona que estaba en consulta y quería hacer lo mismo, pero sobre todo ayudar a los demás.
¿Y la rama de Medicina de Familia?
La rama de Medicina de Familia va un poco implícita con el carácter de cada uno. A mí me gusta ver la visión holística de la persona en su conjunto. A diferencia de otras especialidades, en esta tienes la suerte de ver a la persona en su conjunto.
¿Tenía antecedentes familiares?
No, no tenía antecedentes. Cuentan que algún familiar, en plan tío abuelo, pero no lo viví de cerca.
Por lo que tenemos entendido fue muy buen estudiante en la universidad. ¿Cómo recuerda esa época?
Pues una época como las que vas pasando a lo largo de la vida, maravillosa. Hace poco celebramos el 25 aniversario de cierre de promoción y la verdad es que fue un
déjà vu. Además, estuve en un colegio mayor, con lo cual la vida universitaria la repetiría varias veces. Sigo teniendo muy buenos amigos de esa época en diferentes ámbitos sanitarios.
¿Qué tal las novatadas?
Bien. Con orden son necesarias. Si se hacen con respeto y distancia, sirven para involucrar a los nuevos y conocerse.
Trabaja en un pueblo muy pequeño, ¿cómo es la experiencia de ser un médico rural?
Única y extraordinaria. La Medicina de Familia pura y dura es la rural porque la gente te considera, te aprecia. De hecho, si no estás en consulta la gente no suele ir. La verdad es que te da más posibilidades que en la ciudad, donde se pierde un poco el concepto más humanista, es decir, de llegar al domicilio del paciente, sentarte con ellos a comer algo… de ver el conjunto de la familia.
Rafael Micó, en la puerta del centro de salud donde trabaja a diario.
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¿Y en la ciudad se pierde esa cercanía?
Sí, sí, se pierde totalmente. En el pueblo el médico rural ve desde que nace la persona, porque atiendes a los niños, hasta que se muere.
Por lo que comenta, ser médico en un pueblo sigue siendo una institución, ¿no?
Sí, sigue siendo una institución porque tienes relación directa con el Ayuntamiento, con las autoridades del orden...
¿Cree que ha perdido un poco de prestigio?
En la población rural no. A diferencia de otros ámbitos, te respetan bastante.
Más que en la ciudad…
Bastante más. La ciudad es más impersonal y refleja esa lucha con la parte educativa que tenemos de sociedad. En la Medicina rural la mayoría de los pacientes confía plenamente en lo que tú le dices, por lo que tienes una responsabilidad.
¿Se fían más de usted que del especialista, por ejemplo?
En la mayoría de las veces sí. Pero no porque sea Rafa, sino porque tú les llevas la salud.
Rafael Micó, en un momento de la entrevista.
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Y entre tanta consulta y una relación tan íntima, ¿hay alguna anécdota que pueda contar con algún paciente?
Que te inviten a su casa, te traigan la mejor fruta del árbol, el vino, están empeñados en que pruebes la tarta que han hecho para su nieto, cuando son las fiestas del pueblo todo el mundo quiere que pases por su caseta... Incluso en ocasiones hay que decir basta porque te quieren invitar a las bodas. ¡Realmente hay anécdotas para escribir un libro!
¿Cuánto tiempo lleva trabajando como médico en este pueblo?
Desde el 98, lo que pasa es que he hecho algún parón porque me he dedicado a la gestión. Allí llegué después del MIR y me quedé por enfermedad del médico titular. Y luego saqué la oposición.
¿Se queda más con ese contacto con el paciente que con la gestión?
Sí, sí. Me he quedo más con el contacto. Otra cosa es que a mí me guste el tema de la gestión general y la sociedad, pero te quedas con la gestión de salud de tus pacientes.
En España hay tres sociedades de médicos de Familia, ¿por qué elegió Semergen?
(Risas) Yo creo que Semergen me eligió a mí. Me dieron opciones de crecimiento que los demás no me han dado y de formar parte de una sociedad. Ha sido más Semergen conmigo que yo con Semergen.
¿Le cansa tanto viaje por trabajo?
Mi madre dice que soy un culo inquieto pero no me importa. Estoy a gusto y sé que es una temporada, con lo cual lo que espero es aportar el grano de mejora de tu ciclo.
¿Cómo es el día a día de Rafael Micó?
Lo primero es trabajar para ganarse el sueldo y tirar de tu familia hacia delante. Tengo tres hijos, uno ya universitario estudiando Medicina, y otras dos niñas. A partir de ahí, cuando acabo la jornada, la segunda parte es Semergen.
El secretario general de Semergen, con su familia en las fiestas de Moros y Cristianos: la Comparsa de Bucaneros.
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Entonces ¿cuál es el secreto para conciliar familia, trabajo y Semergen?
(Ríe) Pues mucha intensidad y tal vez dormir menos porque no hay otra. Mientras en mi casa tengan paciencia conmigo….
Y por ahora la tienen.
Sí, por ahora la tienen.
Como médico, ¿le suele pasar lo típico de que le llamen amigos y familiares para consultarle?
¡Sí!
¿Y cómo se lo toma?
Con paciencia, no hay más. Es una cosa habitual, lo que pasa que la gente que tiene confianza son los que menos llaman, por no molestar. Y después te enteras de que les ha pasado algo y les dices, "Oye, para esto haberme llamado".
¿Deja de ser médico Rafael Micó en algún momento del día?
Sí, hombre, claro. Cuando llegas a casa eres padre, cuando estás con tu pareja eres el marido y en ocasiones te vas con tus amigos y quieres ser un amigo más, o te vas a la fiesta y quieres ser el de la comparsa. O eres hijo cuando vas con tu madre.
EN CORTO
Libro de cabecera
'El Quijote', de Miguel de Cervantes.
Película favorita
'Braveheart', de Mel Gibson.
Canción favorita
'Mediterráneo', de Joan Manuel Serrat.
Una ciudad para vivir
Ontinyent, en Valencia.
Una ciudad para viajar
Roma.
Un objeto imprescindible
Lápiz y papel.
Un personaje de su vida
Mis mujeres: abuela, madre, mi mujer y mis hijas.
Un personaje histórico
Complicado… (Suspira). Blas de Lezo, el Cid Campeador, Leonardo Da Vinci y Teresa de Calcuta.
Un equipo de fútbol
La España que ganó el Mundial.
Un lema vital
Paz y bien.
¿Qué le hace feliz?
Servir a los demás.
¿Cuáles son sus aficiones?
Irme con mis amigos a tomarme un buen vino y compartir momentos, salir con mis hijos y comer juntos los
cinco, salir por el monte, me gusta correr y el senderismo. De hecho, ahora me voy a hacer el Camino de Santiago.
¿Qué le pediría al Apóstol para Semergen?
Que siga en el camino de hacer una Atención Primaria en España con médicos de Familia bien formados y con investigación.
¿Algunas aficiones más?
También me gusta la pintura, literatura, tengo la espinita de la música que debería de aprender… y a lo mejor algún día me pongo hacer vinos (Ríe). Me encanta la tierra, el campo, los olivos, la vid... es una manera de desconectar.
¡Pues estamos viendo qué experto en vinos es usted!
No, no, no (Ríe). Algún día, nunca se sabe.
Ha hablado de la literatura. ¿Le gusta leer mucho?
Me gusta leer, sí, aunque no dispongo de todo el tiempo que quisiera.
¿Y cuál es el sitio y el momento ideal?
Cuando estoy solo a eso de las doce de la noche a la una de la madrugada. Cuando estás adelantando correos, igual te coges un libro y puedes estar leyendo y absorbiendo información.
¿Su biblioteca tiene muchos libros?
Ahora demasiados de Medicina.
¿Qué tipo de novela le gusta?
Todo los clásicos de lengua castellana.
¿Y escribir?
Sí, pero ahora escribo menos. Con tanta gestión y tanta Medicina tengo esa faceta más abandonada, pero sí que escribía cuentos y en su día participé en concursos.
¿Semergen tiene concurso de médicos escritores?
No, puntualmente puede salir algo a lo mejor en el congreso nacional. Sí que tienen los colegios de médicos.
¿Le gusta pintar o apreciar la pintura?
Sí, me gusta el carboncillo. Y, bueno, también ir a un museo y ver buenos cuadros.
Hablando de deportes, ¿qué deporte de equipo práctica o le gustaría retomar?
De equipo jugábamos al fútbol, baloncesto y al tenis en parejas. Ahora ya no porque es peligroso. Con la edad se pone uno más torpe y coge peso (Ríe). Además, veo a mi hijo cómo va el y cómo voy yo…
Rafael Micó disfruta de su tiempo libre en compañía de sus amigos.
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¿Y como seguidor?
No veo mucho la televisión, pero el atletismo siempre me ha gustado. El deporte en general, aunque no me pongo a hacer
zapping y buscarlo. Tal vez un buen partido de baloncesto o de fútbol, pero tiene que ser muy concreto y con los amigos. Puede que me enganche con algún partido de tenis, ya sea Nadal o cuando estaba Juan Carlos Ferrero, que es de mi zona. Y el ciclismo, también hay mucha afición a la bicicleta.
O sea que este año el Valencia Basket ha visto solo los últimos partidos...
Hombre, los últimos partidos los he disfrutado.
¿Sigue el fútbol?
Con toda la historia que hay alrededor del fútbol al final lo dejas. No me da de comer.
¿También tiene tiempo para consultar redes sociales entre tanto ajetreo?
Cuando estoy en el tren o en la hora del café, pero yo en Twitter apenas llevo un año.
Pero más o menos está informado a través de las redes sociales.
Sí, es una manera de informarse de ciertas cosas porque se ve con mucha agilidad, de otro modo a lo mejor me costaría más.
¿Le siguen sus pacientes en redes sociales?
No me gusta ser muy publicista con eso. De momento no les he insistido, prefiero sentarme con ellos y hacer una charla de respiratorio o de cardiovascular.
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