La Revista

"La Presidencia de la SEFH no es un cargo político, sino de líderes"

Miguel Ángel Calleja considera que el periodo de máxima implicación profesional en un Servicio dura entre 4 y 8 años

Miguel Ángel Calleja, delante del cuadro creado por las manos de los voluntarios de la SEFH en el Congreso de Valencia.

16 sep 2017. 20.00H
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POR MARCOS DOMÍNGUEZ
Miguel Fernández de Vega
Detrás de la apariencia tranquila e introvertida del jefe del Servicio de Farmacia del Virgen Macarena se esconde una tremenda fuerza de voluntad. La que le lleva a levantarse a las cuatro de la mañana todos los días para revisar correos y salir a correr antes de entrar en el hospital. La que le ha llevado a implantar durante una década al frente de la Farmacia del Virgen de las Nieves (Sevilla) acuerdos de riesgo compartido pioneros y que han marcado la senda a nivel nacional. Y la que le ha llevado a la Presidencia de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH) y, de ahí, a darle un fuerte impulso tanto a nivel científico como institucional, tendiendo la mano a todos los profesionales sanitarios que se relacionan con el farmacéutico de hospital. Como él mismo dice, son las alianzas las que hacen crecer, y Calleja da el todo por el todo para conseguirlo.

Aunque nació en Cáceres, se le asocia mucho con Andalucía en general, y Granada en particular, después de más de diez años como jefe del Servicio de Farmacia del Complejo Hospitalario de Granada. Cuéntenos un poco sus orígenes.

Yo nací en Cáceres y toda mi familia es de Extremadura. Es una tierra maravillosa y con mucha riqueza natural. Me fui muy pronto a Granada, por eso también tengo esa adopción por parte de Andalucía, que es donde he estado prácticamente toda mi vida. Pero el hecho de ir anualmente a ver a la familia a Cáceres me ha dado esa parte tan positiva de los extremeños que admiro muchísimo; ese afán innovador, conquistador y de buscar algo desconocido en lo que parece ya conocido. Me siento muy afortunado de haber nacido en Cáceres y luego, por supuesto, haberme criado y desarrollado profesionalmente en Andalucía.

De Cáceres y Extremadura, tierra de conquistadores, a conquistar la Farmacia Hospitalaria.

[ríe] Mi idea es, con la Farmacia Hospitalaria, poder conquistar otras áreas del sector salud junto con otros profesionales. Ese medicamento que haga el efecto deseado en el paciente, eso lo conquista la Farmacia Hospitalaria con otras sociedades, con otros profesionales; en ese sentido, la vida es una conquista permanente. La salud tiene muchas áreas por explorar y por resolver, y en eso la Farmacia Hospitalaria tiene mucho que decir.

¿Por qué se movió su familia a Granada?

Temas profesionales de mi padre. Cambió de lugar de trabajo, de Cáceres a Granada. Ya lo había hecho dentro de la provincia de Cáceres, había trabajado en Granadilla, en Navezuelas, en Herguijuela, y luego ya se fue a Granada. Por eso tengo hermanos que nacieron en los lugares donde mi padre trabajó.

¿A qué se dedicaba?

Mi padre es médico de Familia.

Y sin embargo usted eligió la otra rama, la de la Farmacia. ¿Qué es lo que le motivó a elegirla?

Estudié Farmacia fundamentalmente por la inquietud, por la investigación en nuevos medicamentos, en áreas terapéuticas. Concretamente, VIH y Oncología fueron las que me generaron esa inquietud por investigar nuevos medicamentos.

El presidente de la SEFH, durante la entrevista.

¿Siempre enfocado a la Farmacia de Hospital desde que tomó la decisión de estudiar esta carrera?

Cuando empecé a estudiar Farmacia no tenía claro el hacer Farmacia Hospitalaria; fue después de terminar la carrera, cuando estaba iniciándome en temas de investigación, cuando vi que la salida en Farmacia Hospitalaria era muy aplicable y que podía compatibilizar la investigación con la atención a los pacientes. Durante los últimos dos años de carrera estuve investigando en el Departamento de Biología Molecular aspectos que yo veía que eran muy interesantes, de investigación básica, muy innovadores, pero me veía muy lejos de lo que yo había estudiado, que era estar cerca del paciente. Ese fue el motivo por el que me decidí por Farmacia Hospitalaria y, pasados ya desde aquel momento 20 años, estoy muy contento por la elección.

Y este enfoque hacia el paciente del que usted es uno de los principales promotores dentro de la Farmacia Hospitalaria, ¿tiene algo que ver con profesión de su padre?

Esto viene de la necesidad de que para ver el efecto de los fármacos necesitamos la cercanía con el paciente, y cuanto más cerca estamos del paciente más real haremos nuestra profesión. Cuando nos alejamos del paciente mejoramos una serie de competencias pero nos alejamos de la realidad. Puede que sí, que cuando era un niño viera a mi padre atendiendo pacientes, igual que hoy quiero que el farmacéutico de hospital lo haga y que cada día tenga la cara de una serie de pacientes en su trabajo normal.

Imagino que la jefatura de Servicio y la presidencia de la SEFH le dejarán ahora mismo poco tiempo para ver pacientes.

Te resta mucho tiempo de poder ver pacientes y de poder hacer la actividad para la que has trabajado toda tu vida y la que me gusta. Pero siempre mantengo una franja horaria en mi semana para seguir con ese contacto directo con los pacientes. Esto no debemos perderlo, aunque tengamos muchísimas responsabilidades en diferentes niveles, la actividad base de un farmacéutico debe ser estar cerca del paciente y ese farmacéutico que prepara fórmulas magistrales, que a veces es tan técnico, que puede ver que su actividad está tan alejada, si lo complementa con un acercamiento al paciente, una explicación de cómo ha de administrarse ese medicamento a él o a ella, o a los profesionales que lo van a hacer o a sus cuidadores, es un complemento perfecto y un feedback precioso para poder hacer mejor la siguiente fórmula magistral.

Entiendo que hay áreas, como pacientes externos o conciliación, en la que la relación con el paciente es más inherente, pero en cada área de la Farmacia siempre le digo a mi equipo, y lo digo cuando hablo como presidente de la SEFH, que tenemos que poner al paciente en una parte del proceso: al principio para tener más información, al final para aportar un producto. El paciente se merece conocer quién estuvo detrás de cada uno de los medicamentos que toma o que se le administran, ya esté en el hospital o ya esté en las consultas externas.

Desde Granada, una de las cosas en las que innovó fue en la creación de acuerdos de riesgo compartido. ¿De dónde venía este interés y por qué apostó tan fuerte en aquel momento, cuando el riesgo compartido no era muy conocido?

Fueron unos años en que yo estaba en Virgen de las Nieves y tenía una relación de colaboración y de participación en las decisiones con la dirección económica, con la dirección médica y los servicios médicos muy estricta. Para mí, los acuerdos de riesgo compartido fueron una oportunidad de terminar de unir la gestión con la clínica y de hacer que el médico que está atendiendo a un paciente fuera un poquito más gestor, y que el gestor, como con los que yo estaba trabajando en aquel entonces -que eran economistas o directores económicos-, fueran un poquito más clínicos. Porque creo que en el sector sanitario todos tenemos que ponernos a ver al paciente desde los ojos del otro porque, si no, al final nos perdemos gran parte de la película.
EN CORTO
Un libro: 'Cómo hablar en público', de Juan Antonio Vallejo-Nájera

Una película: 'Algo para recordar', de Nora Ephron

Un disco: 'The Joshua Tree', de U2

Una ciudad para vivir: Londres

Una ciudad para viajar: París

Un objeto imprescindible: Unas zapatillas para correr

Una persona de su vida: Mi padre

Un personaje histórico: Cristóbal Colón

Un equipo de fútbol: La selección española

Un lema: La alianza como medio para el crecimiento

Qué le hace feliz: Ver cómo crecen mis hijos, mi Servicio y la SEFH

El acuerdo de riesgo compartido, en la modalidad de pago por resultado, hace que en la misma mesa se reúna un economista, un director médico, un neumólogo que tiene un paciente con hipertensión pulmonar y un farmacéutico que está tratando también de hacer esa gestión clínica. Había otros países que ya habían tenido experiencias positivas. En el fondo responde mucho a la línea que estoy siguiendo con la SEFH, y es que al farmacéutico debe importarle fundamentalmente el resultado en salud: efectividad, vida real, seguridad en vida real, conveniencia y al final también los aspectos farmacoeconómicos. El acuerdo de riesgo compartido tiene eso, tú te preocupas fundamentalmente del resultado en salud y si no ha sido el adecuado puedes pagar el fármaco a un precio inferior.

Usted que tiene experiencia en gestión, ¿lo aplica directamente a la dirección de la SEFH?

En la SEFH el enfoque tiene como origen esa práctica, pero ahora lo que tengo que trabajar es para que los Servicios de Farmacia adquieran una línea de desarrollo profesional, una línea de trabajo, que el farmacéutico de hospital tenga una guía para mejorar. En mi Servicio de Farmacia, mi visión es muy cercana y muy práctica, muy de diario. Sin embargo, en la SEFH tengo que establecer métodos formativos, un método investigador, actuaciones desde el punto de vista de la visibilidad que hagan que el farmacéutico de hospital y todos los Servicios de Farmacia vayamos avanzando.

¿Es la Presidencia de la SEFH un puesto político?

No.

¿Nunca lo definiría como político a pesar de que tiene que estar tratando con mucha gente, muchas organizaciones de diferentes ámbitos?

Yo pienso que es un puesto para líderes de una profesión en la que creen firmemente, que quieren mejorarla. Obliga a tener determinadas habilidades políticas en el sentido de buscar alianzas, de tratar de llegar a un punto de encuentro con otras sociedades y con organizaciones con las que en algunas ocasiones no compartamos el cien por ciento, pero querer trabajar con esas otras sociedades, con otras instituciones, con la Administración, con el Ministerio... Evidentemente, eso requiere una serie de habilidades que si no se tienen hay que trabajarlas, y aunque las tengas también tienes que hacerlo.

Si algo caracteriza a su presidencia es el intento de llegar acuerdos con el Consejo General, con farmacéuticos de Atención Primaria, con los comunitarios, también con diferentes sociedades científicas, etc. ¿Se imaginaba, al entrar en la Presidencia de la SEFH, que iba a tener que lidiar en tantos frentes?

No, no me lo imaginaba. Siempre he sido una persona de alianzas. Evito la confrontación directa, prefiero tener un aliado que un enemigo. Pero no era consciente de la multitud de organizaciones, sociedades, asociaciones, instituciones, con las que la SEFH tiene relación. Por tanto, yo creo que es importante también trasladar a los socios el gran entramado de otros profesionales con quienes tenemos que trabajar, que quizá es una manifestación de lo que nos encontramos en los hospitales y en el sistema sanitario en general. Si te preocupas por que las relaciones sean positivas y en términos de alianza, normalmente progresan más.

¿Y la decisión de trabajar en Sevilla tiene algo que ver con la facilidad de transporte que como presidente de la SEFH tiene que tener para moverse por toda España?

[Ríe] No ha sido unas de las variables que he tenido en consideración. No, en Sevilla hay un proyecto de renovación de Servicio de Farmacia y de decisión por parte de la gerencia, de apostar por una farmacia moderna y de futuro que me ha gustado. Yo ya llevaba un poquito más de 11 años en el mismo Servicio de Farmacia, creo que mi mayor aportación al Virgen de las Nieves ya la he realizado y toca moverse, toca que nuevos farmacéuticos más jóvenes asuman esas nuevas responsabilidades.

Desde mi punto de vista, los profesionales tenemos un periodo de máxima implicación con los proyectos, creo que entre 4 y 8 años, y a partir de ese momento, si tienes bien organizado el servicio, puedes delegar muchas cosas. Evidentemente, podrás hacer un nuevo proyecto en tu mismo sitio, no hay ningún problema. No obstante, he visto la posibilidad de aportar todo lo que pueda a este nuevo Servicio de Farmacia. Los hospitales de Sevilla, de forma muy asimétrica, colaboran en proyectos de la SEFH y creo que es muy positivo que haya una mayor implicación.

A pesar del poco tiempo que lleva en Sevilla, Calleja ya ha vivido la Semana Santa y la Feria de abril.

¿Le ha dado tiempo a familiarizarse con su nueva ciudad o está demasiado ocupado entre el hospital, la SEFH y la familia?

Voy poco a poco. Ya me voy adentrando en algunas de las costumbres de Sevilla, la gente me ha acogido muy bien. Es cierto que la ciudad tiene aspectos maravillosos. Aspectos naturales, aspectos también humanísticos, de las personas que la forman. Quizás sea pronto, pero ya he podido vivir mi primera Semana Santa, mi primera Feria de Sevilla, y creo que es una ciudad donde las personas tienen muchísimos valores, gran capacidad de trabajo, ilusión, y creo que va a ir muy bien el proyecto que tenemos para el Hospital Virgen Macarena.

Se le conoce por ser un gran aficionado a correr, a pesar de que Granada no era una ciudad muy fácil para ello, porque las cuestas son pronunciadas.

El deporte que hago cada día y que me refuerza y me carga las pilas es salir a correr un rato. Me permite liberarme de las tensiones, encontrarle soluciones a algunos problemas que cuando estás delante del ordenador o de los pacientes no eres capaz de ver con suficiente distancia.

Me gusta correr cada mañana. Siempre digo que el objetivo que tengo en la vida es ser feliz, y se lo digo a toda la gente que trabaja conmigo. Para ser feliz uso las cuatro ‘d’: dieta, deporte, descanso y diversión. El deporte, en la dosis que cada uno pueda y en la intensidad que cada uno pueda, deberíamos todos incorporarlo en nuestro día a día. Yo lo hago a primera hora de la mañana, muy temprano, porque es la forma que tengo de cargar las pilas.

¿Participa en carreras o el dorsal lo deja para gente con más tiempo?

He participado en las carreras que hace la SEFH, ya en dos congresos, en Valencia y en Gijón, y en algunas que son benéficas o solidarias para apoyar la investigación contra el cáncer. Ahora en Sevilla ha habido una que va de un hospital a otro, creo que es la quinta edición, pero no soy un runner de inscribirme en las carreras habitualmente. Me gusta pero el espíritu competitivo no lo tengo tan desarrollado.

Además, al afectar normalmente al fin de semana, he tratado de evitarlo en esta última fase de mi vida, sobre todo por la agenda tan apretada que tengo entre la sociedad y el hospital. El fin de semana toca la familia. Intento estar más centrado en la familia y entregado a mis tres niños –Pablo, Lucía y Ana– y a mi mujer Ana.

Ahora, con el nuevo hospital, lo tengo muy claro. Pero llevaba ya cuatro o seis años de Vicepresidencia y de Presidencia de la SEFH, cargos que generaban la necesidad de estar mucho tiempo fuera de casa y ya me propuse tratar de respetar el fin de semana.

¿Qué edades tienen sus hijos?

Pablo tiene ocho años recién cumplidos. Lucía tiene seis. Y Ana tiene cuatro también recién cumplidos.

Es pronto para que muestren vocación hacia el trabajo del padre.

Mi hijo mayor ha pasado por muchos sueños profesionales, ahora mismo quiere ser diseñador de videojuegos. Me parece una profesión con muchísimo futuro y es increíble cómo puede, con ocho años, pensar ya en este tema. Mis dos niñas ahora están en que quieren ser pintoras. Yo lo admiro mucho porque he sido mal pintor toda mi vida, se me da mejor el dibujo técnico. Los niños van por distintas fases, en fin, tienen que ir haciendo su configuración mental y sobre todo tener su modelo a seguir.

El presidente de la SEFH posa en la sede de la sociedad científica.


¿Y le gustaría que alguno se metiera en este mundo de la Farmacia de Hospital?

¡Me encantaría! Es un mundo en el que se puede hacer mucho bien y yo soy muy feliz en mi profesión, tengo muchos compañeros que también lo son y la verdad es que sería maravilloso que mis hijos lo eligieran.

Como padre y como farmacéutico especialista, a veces ¿encuentra un conflicto al leer los prospectos de los medicamentos y tener en cuenta, sobre todo, todo ese tipo de reacciones que pueden generar los medicamentos, o directamente una cosa es ser padre y otra cosa ser farmacéutico?

No soy muy temeroso del uso de medicamentos con los niños, pero es verdad que a veces la lectura detenida de un prospecto te puede generar un poco de miedo. Relativizo bastante ese tema, sobre todo porque, hasta el momento, afortunadamente han sido medicamentos muy poco tóxicos los que hemos tenido que usar en ellos.

¿Cómo se ve dentro de, digamos, 20 años?

Dentro de dos décadas me gustaría verme con una agenda mucho más relajada y tranquila, en la que pudiera seguir asesorando a los nuevos jefes de Servicio de Farmacia en cómo realizar determinadas actividades pero sin esa responsabilidad, ni la jefatura de servicio, ni en la SEFH. Con una visión basada en la experiencia, con un respeto máximo a la inquietud de las personas jóvenes y viendo muchos servicios que han mejorado y se han transformado gracias a algunos de los comentarios, sugerencias o consejos que hayamos podido darles. Me encantaría ver la profesión cambiada y con un cierto distanciamiento sin estar inmerso en ese cambio.

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