La Revista

"La imagen de la sanidad española necesita ‘Photoshop’"

Julio Cuevas empezó en sanidad como socorrista y enfermero, ahora preside a los médicos de Guadalajara

Julio Cuevas, presidente del Colegio de Médicos de Guadalajara, es un gran aficionado a la fotografía.

08 jul 2017. 20.00H
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POR SERGIO LÓPEZ
Miguel Fernández de Vega
A Julio Cuevas, coordinador médico del Centro de Especialidades de Diagnóstico y Tratamiento (CEDT) de Azuqueca de Henares desde hace una década, le han llevado casi en volandas sus compañeros facultativos a la presidencia del Colegio de Médicos de Guadalajara (Comguada), según cuenta. Este médico de familia que se enorgullece de dejar amigos por los sitios donde ha pasado asume con ilusión el reto de representar a los médicos de su provincia, ya que desde el cargo puede “pelear” en primera línea por la dignidad de su profesión. Médico de vocación temprana, Cuevas descubrió también de niño sus otras pasiones vitales: el deporte, la fotografía y las películas del oeste.
 
¿Cuánto tiempo lleva ejerciendo como médico?
 
Desde el año 92, que terminé la carrera. Antes de empezar Medicina hice Enfermería, del 77 al 80. Después hice una especialidad de Enfermería y ya en el 86 me admitieron en Alcalá de Henares para hacer Medicina. Siempre compaginando estudios y trabajo, desde que, en COU, empecé a trabajar en el Ayuntamiento de Madrid como funcionario.
 
Buen estudiante, entonces
 
Creo que sí. Trabajando y casado acabé la carrera de Medicina en 6 añitos. Por cierto, ahora se hace la fiesta por los 25 años de mi promoción y la estoy organizando yo.
 

Julio Cuevas responde a las preguntas de LA REVISTA de Redacción Médica.

En el Ayuntamiento de Madrid era socorrista, ¿no?
 
Sí. Fui socorrista de las piscinas municipales. Empecé en la piscina de Aluche y luego pasé por distintas piscinas. Cuando terminé Enfermería me presenté a la oposición de Enfermería en el Ayuntamiento y pase de ser socorrista a trabajar como enfermero o ATS, porque yo cuando hice la carrera era la última promoción de ATS masculino en España. El 81 empezó la primera promoción de Diplomados Universitarios en Enfermería (DUE) y tuvimos que hacer un curso de nivelación.
 
Así que usted era ese socorrista que estaba ahí con el ‘tocho’ de apuntes...
 
Claro, estudiando ahí. Desarrollas un sexto sentido para saber cuándo mirar. Estudiaba sobre todo en invierno, ya que las piscinas de invierno son muy recogidas, de 25 metros. En verano, que no tenía que estudiar, me dedicaba solo a vigilar... porque son piscinas mucho más grandes. En Aluche entraban hasta 10.000 personas a bañarse allí y éramos solo tres personas vigilando.
 
¿La idea de estudiar Medicina le vino a raíz de ser socorrista?
 
No. De pequeño, cuando me preguntaban ‘¿tú de mayor qué quieres ser?’ yo siempre decía que quería ser médico. ¿Por qué hice Enfermería primero? Porque suspendí la selectividad.
 
¿De dónde le viene entonces la vocación? ¿De familia?
 
Qué va, qué va. No hay nadie en mi familia que haya sido médico ni nada parecido. El caso es que yo tenía... me regalaron los reyes unos juguetes de anatomía, de estos que se montaban los esqueletos, y me los aprendía de memoria. Parece que me entraba bien este tema.
 
¿Dónde comenzó a ejercer?
 
Nada más acabar estuve en una residencia de ancianos en Las Rozas, pero en seguida empecé con las sustituciones, guardias de fines de semana, ya en Guadalajara, porque mi mujer se sacó allí plaza como profesora. Yo soy pre-95 y estaba habilitado como médico de familia sin hacer la especialidad, así que casi desde que acabé estoy trabajando en Atención Primaria.
 
¿En qué momento decide dar el paso de ser Presidente del Colegio de Guadalajara?
 
Es una historia simpática. Todo empezó en enero del 2017 hablando con un gran amigo, el doctor José María Brihuega, quien ya había sido secretario del Colegio.
 
¿Fue él el que le convenció?
 
Se puede decir que sí. Un día tomando un café me dijo: “oye, el Colegio de Médicos está ahora sin dirección; habíamos pensado en formar una candidatura y creemos que tú puedes ser el presidente”. Claro, yo abrí los ojos y le dije: “Chema, ¿yo presidente?”. Bueno, él confió en mí y yo tardé ese mismo café en decirle: “si tú vas conmigo de secretario, voy yo delante”.
 
EN CORTO
Libro favorito: 'El Nombre de la Rosa', Umberto Eco.

Película favorita: 'Centauros del Desierto', de John Ford.

Canción preferida: 'You’ll never can tell', de Chuck Berry

Ciudad para vivir: Guadalajara.

Ciudad para viajar: Nueva York.

Un objeto imprescindible: Ahora mismo, y por desgracia, el teléfono móvil.

Un personaje de su vida: Mi mujer… y mi padre.

Un personaje histórico: Enrique Tierno Galván.

Un equipo de fútbol: Real Madrid.

Un lema: Trabajar para conseguir tus deseos.

¿Qué le hace feliz? Ver feliz a la gente de mi alrededor me hace feliz.
¿Por qué cree que creyeron que usted era la persona adecuada?
 
Pues no lo sé, porque no me lo han querido decir; pero supongo que ellos verían algo en mi perfil, mi forma de relacionarme con la gente, que soy muy abierto… no lo sé. Yo les preguntaba a mis compañeros y me decían “¡porque das el perfil!” Pero ¿qué es eso de dar el perfil? Y aquí estoy luchando y aprendiendo.
 
Quizás tenga que ver con que ya desde su época de socorrista en el Ayuntamiento de Madrid estaba metido en la pelea. Era representante sindical, ¿no?
 
Puede ser, no te digo que no. José María Brihuega se sabe toda mi vida. Llevamos juntos desde que acabé la carrera y me vine a Guadalajara, igual que con quien ahora es vicepresidente, Ángel Cajal. Llevamos desde el 92 peleando en Atención Primaria. Debieron decir “este es capaz de defender a los médicos bien”, porque es lo que se trata en el Colegio de Médicos, de defender un poco la profesión y la dignidad.  
 
¿Acertaron?
 
Pues en esto soy subjetivo respondiendo, claro. Yo creo que mis cualidades son buenas. Que yo sepa no tengo ningún enemigo y llevo ya mucha vida trabajando. Siempre he dejado amigos por donde he estado actuando, y eso supongo que es una cosa fundamental: que sepas dialogar y sentarte con la gente. El resto se puede ir aprendiendo. Ahora me reúno con mucha gente con mucho conocimiento y lo que intento hacer es absorber su experiencia.
 
¿Qué objetivo se ha marcado como Presidente del Colegio? 
 
El primer objetivo es dar estabilidad al Colegio porque hemos llevado unos meses en los que el Colegio se ha quedado un poco desorientado, bajo mi punto de vista. Después de eso, hay que trabajar en mejorar la profesión, dignificar las condiciones en las que los médicos ejercen y mejorar la seguridad, ante casos como los recientes que ha habido de agresiones a facultativos.
 
¿Qué tal lleva el traje y la corbata?
 
Yo que era de no ir a las bodas por no ponerme traje (ríe)… y ahora, en un mes, me he puesto más el traje que en los 10 años anteriores, pero le estoy cogiendo el gusto porque yo creo que la representación de los médicos de Guadalajara lo merece.
 
¿Dónde se ve dentro de cuatro años?
 
Pues no lo sé. Esto lo he hablado con mi mujer… si vemos dentro de cuatro años que la labor que hemos hecho ha resultado fructífera y la gente nos quiere, pues lo más fácil es que me vuelva a presentar; pero, si no, dejaré paso a gente nueva.
 
¿Ha hablado con la anterior presidenta o con algún otro expresidente?
 
Pues no, porque el anterior presidente que yo conocía, Ramón Ochoa, falleció, y no he tenido la oportunidad de ver a Alicia [Fernández de Peñaranda, su inmediata predecesora].
 
¿Qué es lo más duro de ser médico?
 
La frustración de que a veces no puedes curar a tus pacientes.
 
¿Y lo más grato?
 
Cuando te das cuenta de que has acertado. Que has hecho una buena exploración, has acertado en el diagnóstico y que el tratamiento ha sido efectivo. Eso te da fuerza para seguir, vengan las contrariedades que vengan.
 
¿Algún hobby?
 
¡La fotografía! Es el hobby que me estoy preparando desde hace unos años para cuando me jubile. Me encanta hacer fotos a los bichos, hace poco me he comprado un teleobjetivo para hacer fotos a pájaros, un cacharro majete… ¡Es que me encantan los animales! De hecho, en la tele lo único que yo veo es National Geographic. Empecé a hacer fotos hace ya mucho, en el 76, con una Pentax que me trajeron mis padres desde Canarias. Esa fue la que me metió a mí en el ajo… lo que pasa es que ahora uso Photoshop.
 
Si hiciera una foto de la sanidad española, ¿Cree que necesitaría mucho retoque?
 
Sí, ahora mismo sí. Una competente no puede funcionar el con el cinco y pico que está ahora en cuanto a porcentaje de PIB. Hacen falta más médicos. De hecho, la OMC ha editado un libro sobre la Atención Primaria 2017-2025 donde se ponen cifras y harían falta como algo más de 2.000 médicos en la sanidad española para tener más minutos en consulta y eso nos haría ser más resolutivos y disminuirían las derivaciones y seguro que también las recetas. Claro que sí. Habría que mejorar, ‘photoshopear’, la sanidad española.
 

Cuevas se hace un 'selfie' con varios miembros del Colegio de Médicos de Guadalajara durante una ruta senderista.

Aparte de a la fotografía, es aficionado al senderismo, ¿no es así?
 
La que nos ha metido a todos en este lío es Cristina [Toledano, responsable de prensa del Colegio]. Ella es la que organiza las excursiones de senderismo del Comguada y la verdad es que es muy divertido. Yo siempre había hecho mucho deporte, jugaba a waterpolo y hacía halterofilia. Pero, claro, llega un tiempo en el que estás casado, estudiando y trabajando y que tienes que dejar algo. Ahora hago lo del senderismo, que es un domingo al mes pero hace que tengas que preocuparte de estar un poquito en forma para poder llegar ese día... porque el último día nos dio una paliza mi compañera Cristina… subimos al Alto Rey y terminamos un poquito doloridos.
 
Waterpolo y halterofilia… ¿de dónde le viene esa vocación por el deporte? 
 
Ahí me influyó mi padre, que fue jugador de rugby y de lucha libre. Él fue el que nos metió a mis dos hermanos y a mí en el deporte. No conducía y a todos los sitios íbamos andando y de vez en cuando nos echaba carreras. O bajábamos a la Casa de Campo, al Lago, a la piscina o al río Manzanares, cuando en el Puente de los Franceses todavía te podías meter. Nos decía “¡venga a correr, a nadar…!” Yo seguí con el waterpolo que era más divertido, porque nadar haciendo largos todo el rato era un tostón. Después me metí en el gimnasio del INEF, con mi hermano, y ahí me lié también con las pesas.  
 
¿Fue su padre una influencia para usted en otros aspectos?
 
Para no haberse podido formar, tenía la cabeza muy bien amueblada y una labia espectacular: sabía decir lo que tenía que decir en cada momento. Te podía echar la bronca con buenas palabras y tú saber que te estaba poniendo firme. ¡Qué pena no haber heredado esa facilidad de palabra!
 

Julio Cuevas (derecha) con varios miembros del Colegio durante una excursión.

¿A qué se dedicaba?
 
Estuvo en varios trabajos, pero el que yo más recuerdo es el que tuvo hasta que se jubiló. Era conserje en la Compañía Trasmediterránea. Trabajaba cerca de la Puerta de Alcalá. Él no pudo hacer los estudios porque le pilló la Guerra Civil. Mala época para estudiar.
 
De su infancia, ¿qué recuerda con especial cariño?
 
Mis peleas yo solo vestido de vaquero. Tenía una chaquetita que me regaló mi madre por Reyes, una pistolita de plástico y un gorro de ‘cowboy’ y yo me pasaba horas haciendo lo que veía por la tele.
 
Antes comentaba su época de socorrista en una época en la que en Madrid había pocas piscinas y muy masificadas. ¿Alguna anécdota de ese Madrid de los ‘80?
 
Era muy divertido. En Aluche abrían la taquilla a las 10 de la mañana y había carreras de gente con barras de pan para coger sitio para la hora de comer. El Madrid de esa época lo he disfrutado mucho. Vivía en una callecita pegada en la Gran Vía y a la Plaza España y en aquella época Madrid no era tan grande. Ahora, que vivo en Guadalajara, todavía me vengo muchos sábados a Madrid, para coger un poquito de aire de aquí y recordar mis barrios.
 
¿Y cómo ve Madrid hoy? Usted reconoce como uno de sus referentes al que fuera alcalde Enrique Tierno Galván. ¿Cree que han vuelto los tiempos ‘tiernos’ a Madrid?
 
Tierno Galván es irrepetible. Tenía muchos detractores, pero a la gente de mi generación nos abrió la ciudad y la puso en marcha otra vez. Hubo una apertura que a todos los jóvenes que estábamos entonces nos pareció alucinante. Fue un cambio radical y le votaba gente de izquierdas y de derechas porque hizo una labor, bajo mi punto de vista, buena.
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