Luis Cayo tiene muy presente en su ideario que la vida es una cuestión de actitud. Lejos de amilanarse, el presidente del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) optó por superar los obstáculos, físicos pero principalmente de actitud, que cada día se presentan a las personas con algún tipo de discapacidad o en situación de dependencia. Más allá de una labor que se remonta a los tiempos en que terminó la carrera de Derecho, este murciano que presume de su arroz de Calasparra ha encontrado en la poesía el lugar donde desarrollar un lado artístico en el que no hay espacio para la canción porque, aunque le gusta, él mismo reconoce hacerlo “fatal”.
Natural de Calasparra, en Murcia. ¿Qué es lo que más recuerda de su infancia?
Fui un niño revoltoso y curioso que se crió en un pueblo lleno de huertas donde la vida se hacía en la calle, ya que es una región muy social. A día de hoy, aún añoro esa etapa de mi vida. Fue una época muy feliz.
¿Acude a su ciudad natal para desconectar del trabajo?
Voy por razones familiares, principalmente. Pero aunque he vivido en muchos lugares, la sigo considerando mi casa. Acudo siempre que puedo, y esos días tengo una vida social muy intensa.
El arroz de su tierra es muy famoso. ¿Se considera un buen cocinero?
Aunque no esté bien decirlo, sí que me considero un buen cocinero. Cuando vienen amigos a casa, siempre me piden que les cocine alguna modalidad de arroz y creo que no salen insatisfechos.
Recuerdo que en uno de mis viajes a San Francisco, encontré una tienda de ‘delicatessen’ en el centro de la ciudad donde vendían arroz de Calasparra. Me hizo mucha ilusión que nuestros productos hayan ‘cruzado el charco’.
¿Es Murcia tan ‘hermosa’ como siempre nos han vendido?
Eso solo es un tópico regionalista del siglo XIX, de una zarzuela que exaltaba los valores de esta tierra. Pero más allá de eso, creo que a Murcia la hace hermosa su gente y su vitalidad, las ganas de disfrutar lo mejor de la vida sin molestar al otro, su generosidad con los forasteros… Es hermosa por las personas que tiene.
¿Cómo y cuándo dio el salto al Tercer Sector?
Mi acercamiento a este campo se debe a que yo mismo soy una persona con discapacidad. Ya desde la universidad, donde estudié Derecho, me movía para intentar que la atención y el apoyo a este colectivo mejorara. Al terminar, en lugar de hacer una oposición o entrar en la empresa privada decidí orientar mi camino hacia esta dirección.
¿De qué manera ha influido la discapacidad en su vida?
En mi caso, más que superar obstáculos físicos he tenido que ir en contra de actitudes. No ser igual al resto de niños hace que te perciban forma distinta, sin que ello implique que esa percepción tenga que ser necesariamente negativa. Esta circunstancia te da la idea de que la discapacidad no está superada en España y no se ve con la naturalidad que debería, por lo que condiciona a quien la tiene y a quién se relaciona con ella. Pero en mi caso, en lugar de amargarme, decidir sacar mi lado más creativo.
¿Cuál ha sido el momento más duro que ha vivido por su discapacidad?
En la vida de una persona con discapacidad hay millones de momentos amargos. Quizás los míos se produjeron siendo niño, cuando se te graban más a fuego por alguna burla o mote. Estoy seguro de que los niños no quieren hacer el mal y piensan que solo es un juego.
Y en esos momentos, ¿en quién se refugiaba?
Cuando me pasaba solo pensaba que eran dos o tres, y que con el resto la relación era como la de cualquier niño. Una vez superas esta barrera, la situación se normaliza e, incluso, puedes bromear con ello.
¿Es el único miembro de su familia o de su círculo más cercano con discapacidad?
De niño sí, pero con el paso de los años, mi madre ha acabado en una situación de dependencia y uno de mis hermanos, con una incapacidad como consecuencia de su trabajo.
Con usted empezó la convivencia con la discapacidad en el seno de su familia…
Sí y les he enseñado que, en lugar de estar tristes, es mejor relativizar las cosas cuando te sucede algo que la sociedad ve como malo. Siempre digo: “No eres tu discapacidad, eres lo que haces con ella”.
dos reinas en ayuda a la discapacidad
El mundo de la discapacidad y la dependencia siempre ha contado con un gran aliado: la Casa Real. La primera en involucrarse con este entorno fue la reina Sofía y lo hizo nada más llegar a la Corona. “La monarca puso estas cuestiones en la agenda política en un momento en el que estaba totalmente abandonada”, afirma Cayo, que la describe como una mujer “educada, cortés y de una delicadez extrema, pero nunca fría en las distancias cortas”. Tanto es así, que el presidente del Cermi recuerda que, en un acto público y con total naturalidad, les dijo: “Yo también tengo discapacidad como ustedes, ahora oigo menos”.
Letizia, por su parte, se involucra en estos problemas de una forma más analítica. “Se prepara los temas concienzudamente para intentar, desde su ámbito, ofrecerte ayuda”. El mandatario conoció a la ahora reina de España años antes de llegar a la institución, cuando aún era periodista de Televisión Española, y fue a sus instalaciones para recibir un curso de cómo relacionarse con los medios.
¿Cómo fue esa llamada para liderar el Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi)?
Entré en el comité por varias circunstancias. Empecé a trabajar en movimientos sobre la discapacidad, y al acabar la carrera en Murcia me ofrecieron una beca para gestionar empresas y entidades no lucrativas en Madrid. Allí cursé las prácticas en una empresa de comunicación muy ligada a los discapacitados y los dependientes, ya que pertenece a la Fundación ONCE.
Al Cermi entré en 1999, como secretario de actas de sus reuniones. Una vez pasaron los años, empiezo a involucrarme más como técnico, director técnico, director ejecutivo, secretario general y en 2008, presidente.
¿Cuál es el momento que más le ha marcado desde que forma parte del comité?
No quiero ponerme sentimental, pero los momentos más duros son siempre cuando te encuentras una injusticia o una necesidad no cubierta y no puedes hacer nada. Siempre se te queda ese ‘resquemor’ de que alguien sin culpa está pagando y no has podido ayudarle. Pero este trabajo también da muchas satisfacciones cuando encuentras la solución para una persona con discapacidad o dependencia.
En este trabajo, ¿se ríe o se llora más?
Más que llorar, que también, este trabajo te carga de energía y te da una voluntad férrea para enfrentarte a un ambiente hostil y desconocido. La discapacidad en España no es que no esté superada, sino que es una diversidad que genera problemas en un entorno que no la tiene en cuenta o no la acepta, la gran mayoría de veces de forma inconsciente. Por lo general, la gente no pone barreras para fastidiarnos, sino que lo hace sin saberlo ni tenerlo presente.
Una de sus grandes aficiones es escribir. ¿Qué le llevó a ella?
Los libros me han gustado desde niño y, aunque en esa edad jugaba mucho en la calle y en las huertas, la biblioteca era un sitio que me encantaba por los relatos e historias que guarda. Siempre me he encontrado a gusto entre libros. Prefería los que solo tenían letras a los de dibujos, como los tebeos. Y de leer a escribir solo hay un paso…
¿Por qué la poesía en concreto?
Porque es el género literario más puro y, a diferencia de la novela, no hace falta documentarse antes si quieres ser preciso y realista. Si un poeta tiene que hacerlo es que es malo, ya que solo se necesita la experiencia y el sentimiento.
¿Sobre qué hablan sus versos?
Mi poesía es más de pensamiento que de sentimiento. Hablo de las grandes preguntas de la vida, pero no hechas de un modo no hermético.
¿Cuál son sus referentes?
Jorge Luis Borges -que era ciego, para más señas- o Francisco de Quevedo.
A parte de estas dos aficiones, ¿qué otras tiene?
La conversación inteligente (que está un poco olvidada) y también caminar, ya sea por el campo o la ciudad.
¿Qué es lo primero que piensa cuando se despierta por las mañanas?
Pienso en lo productivo que puede ser el día y echo mano mental a la agenda de ese día.
¿Y sus principales desvelos?
Que se pueda materializar algún temor o te venga una noticia que no has podido prever y pueda generar peligro.
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