Las
agresiones de pacientes, familiares o acompañantes de estos a los médicos tuvieron el triste éxito de lograr en 2022 un récord histórico con un
aumento del 38% respecto al año anterior. En total, se contabilizaron
843 ataques a estos profesionales sanitarios, sobre todo a los que trabajan en Atención Primaria. Una lacra que
el Gobierno no parece relacionar con una posible falta de eficacia de los métodos para prevenir agresiones en la sanidad. Y es que según ha manifestado el Ejecutivo en una respuesta en el Congreso de los Diputados, “como indicador del grado de satisfacción que está generando en el sector sanitario la materialización de las medidas (antiagresiones),
puede citarse la distinción que el Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos ha realizado a la figura del Interlocutor Policial Sanitario, en reconocimiento a la labor de colaboración con los profesionales sanitarios en la prevención y control de las agresiones de las que han sido víctimas…”
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