Carmen Montón ha dado un nuevo ejemplo de que
no le tiembla el pulso cuando tiene que actuar contra aquellos casos que pueden confundir a la política con el parasitismo. Ya no porque
su propio esposo tuviera que renunciar a la gerencia de una empresa vinculada a la Diputación de Valencia, sino porque tampoco dudó en
cesar al coordinador del Equipo de Atención Primaria del centro de salud de Rafalafena por ser el
marido de la directora médica de Atención Primaria de Castellón, María José Monedero. El último caso es el de
la hija de Dolores Salas, secretaria autonómica de Sanidad, que habría sido contratada en un
proceso poco transparente para trabajar en la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunidad Valenciana (Fisabio). Un hecho que será investigado por la Consejería de Transparencia, de la que depende la Inspección General. Aun así, los
antecedentes de transparencia y responsabilidad hacen pensar que Montón actuará en la misma línea…
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