Desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su estudio
Solidarity, que afirmaba entre otras cuestiones que
remdesivir no mejoraba la situación de los
pacientes con Covid-19 (cuando otras investigaciones revisadas demuestran mayor velocidad de recuperación), la ciencia ha puesto el foco sobre la calidad de este proyecto investigador. El último ejemplo ha sido
un editorial publicado esta semana en la prestigiosa revista New England Journal of Medicine, firmado por David Harrington, de la Escuela de Salud Pública de Harvard; el especialista en enfermedades infecciosas Lindsey Baden; y el bioestadístico de la Universidad de Brown, Joseph Hogan. En él, estos tres expertos señalan que en Solidarity hay
"variación dentro y entre los países en el estándar de atención, y en la
carga de la enfermedad en los pacientes que llegan a los hospitales". Además explican que el estudio de la OMS
"no recogió ni informó sobre el nivel de atención o la capacidad del sistema de salud en ninguno de los 400 hospitales de 30 países". "Si los cuidados básicos de apoyo son escasos o inadecuados,
ningún fármaco de tratamiento mostrará mucho beneficio, incluso si se sabe que es efectivo, porque los cuidados de apoyo adecuados son esenciales para la supervivencia de los pacientes hospitalizados con Covid-19”, aseveran los firmantes…
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