El nombramiento de
Mónica García como ministra de Sanidad ha monopolizado la junta de portavoces de la
Asamblea de Madrid. Una sesión que, deslizan diputados de la Cámara madrileña, se ha convertido en un acto oficioso de despedida de la dirigente de Más Madrid, cuya marcha ha generado reacciones dispares en la Cámara autonómica.
Entre las más jubilosas se encontraban las del PSOE, ahora socio de la formación progresista en el
Gobierno central, que atisba en la
irrupción de García en el Consejo Interterritorial una oportunidad para
“elevar el nivel de corresponsabilidad política" entre el Ejecutivo y las comunidades autónomas.
La salida de Mónica García deja, eso sí, una cierta incertidumbre en la formación autonómica, que ahora estará bajo las riendas de Manuela Bergerot. Sobre todo, por el
“punch” que pueda perder Más Madrid tras la salida de una dirigente que ha focalizado la actividad del grupo parlamentario, especialmente dirigida a la
defensa de la sanidad pública. En el partido progresista lo niegan: “No solo
no tenemos miedo; estamos muy contentos y orgullosos del nombramiento”, subrayan…
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