Las negociaciones para alumbrar una
reforma del Estatuto Marco se han convertido en una suerte de
‘teléfono roto’, en la que los principales interlocutores no conocen quién es el autor de algunas de las propuestas más importantes. El modus operandi de la mesa está basado en dos canales de discusión paralelos. De un lado, los
sindicatos presentan sus propuestas al
Ministerio de Sanidad. Y del otro, el Gobierno las valora y reconsidera con las comunidades en el seno de la
Comisión de Recursos Humanos del Sistema Nacional de Salud (SNS). Este proceder ha despertado las críticas por parte de las organizaciones sindicales que desconocen el
“grado de aceptación” de sus medidas entre los diferentes territorios y advierten sobre la “incertidumbre y desconfianza” que les genera.
“No sabemos qué dicen las comunidades ni qué les parece bien de lo que nosotros proponemos”, han expresado a
Redacción Médica fuentes presentes en la negociación. Esta confusión es uno de los motivos que llevó a varios representantes a levantarse de la última mesa de trabajo, en un momento marcado por la decisión de retrasar la exención de las
guardias médicas hasta los 60 años. Algo que los representantes de los trabajadores tampoco saben de qué administración ha surgido. “El Ministerio no puede ser
simplemente un interlocutor”, han lamentado…
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