Los
números rojos en los que se encuentra instalada Almirall (con unas pérdidas de más de 220 millones de euros,
ya aprobadas por sus órganos de gobierno) han obligado a su Junta general de Accionistas a tomar medidas de cara al futuro. Ante la precaria situación, ha dado el
visto bueno a instrumentar un
sistema de dividendo flexible, de manera que los accionistas puedan percibir el dividendo que se acuerde
en efectivo o en acciones, según lo decidan. Para ello, la compañía se dispone a ejecutar un aumento de capital para emitir acciones nuevas. En resumen: una fórmula con la que el laboratorio catalán
espera poder reducir la reparto de dividendos en efectivo, que en 2017 ascendieron a unos 32,8 millones de euros…
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