Hace escasos días anunciaba
Adrián Barbón, presidente del Principado de Asturias, la intención de su equipo de Gobierno de hacer
oficial el asturiano y el eonaviego, las dos lenguas que se hablan en la región. “Como fecha tope, esperamos que los partidos políticos nos contestes el
martes 11 de junio para que fijen su posición y para que aquellos que estén de acuerdo, impulsemos una
reforma del artículo 4 del Estatuto de Autonomía, se tome en consideración en el debate en la
Junta General, se hagan los trabajos pertinentes en la comisión parlamentaria y para que finalmente haya una votación definitiva”, señalaba el propio Barbón.
No obstante, desde sus palabras, no ha trascendido nada de la estrategia que la Administración de Asturias quiere llevar a cabo. De hecho, preguntados sobre la posible
implantación del asturiano en los futuros procesos selectivos y Ofertas Públicas de Empleo (
OPE) en el
Servicio de Salud del Principado de Asturias (
Sespa), fuentes del Gobierno inciden que “se está en una
fase muy inicial”, y que “
no está definido aún” la posible incorporación del
asturiano a dichos procesos laborales, y en qué forma lo hará. Si como mérito o como requisito.
Barbón ya se encargó de vislumbrar la aprobación de la futura norma: “Sí va a haber una
mayoría favorable que va a demostrar que el crecimiento del apoyo ciudadano a la oficialidad del asturiano y eonaviego es cada vez más importante”. Sin embargo, y aunque su Ejecutivo se marque de plazo el martes 11 de junio para recibir las posturas del resto de
partidos políticos, el equipo de Barbón tiene largas semanas por delante para fijar su
política lingüística, también a lo que el
sistema sanitario se refiere...
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