El
consejero de Salud catalán,
Antoni Comín, visitó a su
compañera más
incómoda de bancada,
Montserrat Candini,
portavoz de Salud del grupo Junts Pel Sí en el Parlament, en el municipio donde ella gobierna como
alcaldesa. Lo hizo para conocer la
situación que vive el
hospital de Calella. El conseller prometió
sin concretar inversiones para
saldar la deuda del centro hospitalario y reconoció que el de Calella es uno de los hospitales
“que merece el tratamiento más rápido posible, ya que su déficit estructural y su infrafinanciación es muy elevada”. Una celeridad y preocupación por las
carencias del centro que retrata la
necesidad política de ambos por ir sellando las grietas de una relación erosionada por los numerosos
cruces de acusaciones a costa de las diferentes formas que tienen de ver la
gestión de la sanidad…
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