El espectáculo que el consejero de Salud de Cataluña,
Antoni Comín, y la portavoz de Salud de su grupo,
Montserrat Candini, han regalado durante semanas a todos los ciudadanos ante la patente divergencia de opiniones sobre cómo gestionar el sistema sanitario autonómico, les ha obligado
a escenificar su presunta paz incluso ante sus compañeros del Parlament. Lo han hecho con un rápido apretón de manos tras una intervención en el Pleno de la Cámara. Y es que desde que
Candini acertó a decir en una entrevista a Redacción Médica que la manida privatización de la sanidad catalana era una mentira aderezada por la cerrazón ideológica del consejero, Comín
se dedicó a criticarla ante los medios de comunicación. Tónica que cambió hace unos días, cuando decidieron poner fin al bochorno echándole la culpa de todo a la entrevista que,
mes y medio después de su publicación y tras utilizarla como arma arrojadiza, acertaron a decir que no había interpretado bien a la diputada...
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