Cataluña o, mejor dicho, sus gestores siguen empecinados en una realidad paralela que llevaría a la región a
una independencia inmaculada de castigos políticos y económicos. Esa tendencia a la propaganda separatista la está sufriendo también la candidatura de
Barcelona a sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). A pesar de que son muchos los dirigentes y expertos que han advertido a la comunidad autónoma que
una ‘desconexión’ de España le valdría una salida de la Unión Europea, los dirigentes catalanes siguen empecinados en valorar esa posibilidad como una hipótesis tan válida como cualquier otra; por ejemplo, la permanencia en Europa. La realidad, sin embargo, no es tan dulce y habrá que ver qué ocurre si finalmente la ciudad condal se hace con la sede, pues no hay que olvidar que
Londres la va a perder por su futura salida de la UE. De momento, siguen en la carrera,
respaldados además por el Gobierno español; si bien el otro objetivo paralelo, la independencia, convierte los esfuerzos en un ejercicio paradójicamente inútil. ¿O es que entienden la institución como
un lazo de hierro que les ate a la Unión...?
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