La decadencia de la
variante Ómicron invita, de nuevo, a pensar en un
escenario postpandemia en el que los hospitales convivan con el coronavirus de una manera diferente. La prioridad es mantener la protección individual de profesionales y pacientes, así como los sistemas de cribado e identificación de contagios en los centros. No obstante, el sector es reticente a ir más allá para diferenciar a los trabajadores enfocados a combatir el covid. El epidemiólogo
Jesús Molina descarta a este respecto la adopción de medidas que resonaron en el pasado, como la posibilidad de que los médicos, celadores, enfermeros y técnicos que estén en contacto con el virus
cambien el color de sus batas y pijamas. Su veredicto es claro: “Por el comportamiento del virus, es más normal que el contacto se produzca fuera del hospital que dentro. Tenemos exiliados a la mayoría de los pacientes, con eso y el resto de medidas de protección es más que suficiente”…
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