Los servicios de Diagnóstico por Imagen y Medicina Nuclear del Hospital Universitario del Vinalopó han incorporado recientemente la radioembolización, un tratamiento novedoso para los tumores hepáticos no operables, tanto primarios como secundarios.
Para realizar este tratamiento se requiere de equipamiento complejo, con tecnología de última generación en Medicina Nuclear y Radiología Vascular. El Hospital del Vinalopó, primer centro de la provincia de Alicante que lleva a cabo esta práctica, cuenta con un equipo multidisciplinar integrado que se reúne semanalmente para evaluar a los pacientes oncológicos. Este equipo trabaja de forma coordinada para llevar a cabo la intervención y de esta forma han tratado con éxito varios pacientes con tumores hepáticos de diferente etiología.
Este tratamiento está indicado en el hepatocarcinoma, metástasis hepáticas de cáncer de colon, de mama y de tumores neuroendocrinos, entre otros. Cada paciente debe ser evaluado individualmente por un comité multidisciplinar para poder ofrecer la mejor opción terapéutica en cada caso particular. El objetivo de este tratamiento es frenar el crecimiento de la enfermedad y mejorar o mantener la calidad de vida, lo que se consigue en la mayoría de las veces. Además, al reducir el tamaño del tumor, en algunos casos, permite extirpar el o los tumores mediante cirugía.
La jefa del Servicio de Diagnóstico por Imagen, María Isabel Moya comenta que “los resultados dependen fundamentalmente del estado general que presenta el paciente y del tipo de tumor. En general se puede afirmar que en pacientes con hepatocarcinoma se espera una respuesta en el 80% de los casos. También se ha visto que el 30% de los pacientes tratados mediante radioembolización se convierten en quirúrgicos”.
El objetivo de esta novedosa técnica es la administración de radiación directamente dentro del tumor, respetando el hígado sano. Esta radiación la emiten unas pequeñas esferas radiactivas. “Las microesferas se inyectan, a través de un catéter, en la arteria hepática que irrigan los tumores para ser arrastrados por el flujo de sangre y alojarse en ellos. Las micropartículas atrapadas en los capilares tumorales comienzan a emitir la radiación que lesiona lentamente los tumores. Se trata de un tratamiento complejo en cuyo diseño participan especialistas de Oncología, Hepatología, Cirugía, Radiología y Medicina Nuclear”, explica Román Rostagno, radiólogo vascular intervencionista.
Un procedimiento en dos etapas
El procedimiento se lleva a cabo en dos etapas, en la primera se identifican los vasos que irrigan el tumor y se realiza un simulacro de tratamiento con esferas similares no cargadas con radiación. El objetivo es observar su comportamiento y asegurarse de que no se alojan en otros órganos donde pudieran causar daños. Esta fase sirve también para calcular la dosis de radiación que se utilizará.
Ambas etapas, el simulacro y el tratamiento, se realizan de forma ambulatoria o con un ingreso de 24 horas. Además, en general, no produce más efectos secundarios que cierto dolor tras el procedimiento y, a veces, algo de cansancio o falta de apetito en las semanas posteriores. Estas reacciones adversas se controlan con medicación.
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