Redacción. Alicante
El Hospital General Universitario de Alicante ha evaluado la puesta en marcha de un programa para mejorar la atención a pacientes con infección. Los resultados obtenidos por este proyecto han sido presentados en el reciente Congreso Nacional de Hospitales celebrado en la ciudad de Alicante.
Conocido como PROA, el programa se implantó en octubre de 2012 con la creación de un grupo multidisciplinar que tiene como objetivo mejorar el uso de los antibióticos en el centro hospitalario, y derivado de esto, mejorar los resultados clínicos de los pacientes, minimizar los efectos adversos asociados a la utilización de antimicrobianos y garantizar la utilización de tratamientos coste-eficaces.
Bajo el título “Impacto de un Programa Optimización de Antibioterapia (PROA) en pacientes con Bacteriemia”, Esperanza Merino, jefa de la Unidad de Enfermedades Infecciosas, presentó un nuevo modelo de asistencia sanitaria enfocada a un problema concreto, las bacteriemias (infección de la sangre).
Este nuevo modelo se basa en la asistencia multidisciplinar coordinada, en intervenciones no solicitadas en todo el centro hospitalario, lo cual ha permitido mejorar el manejo clínico de los pacientes y realizar una gestión más eficiente de los recursos.
El grupo PROA, tras el análisis de la situación del centro hospitalario, puso en marcha varios programas de actuación. Uno de ellos fue el Programa de Bacteriemias, que se basa en la comunicación directa con Microbiología. “Este servicio nos avisa a tiempo real de los hemocultivos positivos, es decir, cuando se detecta crecimiento de cualquier microorganismo en sangre obtenida de pacientes con fiebre”, explica Merino.
Tras el aviso, los infectólogos realizan una valoración clínica del paciente, y realizan recomendaciones de diagnóstico y tratamiento que se comunican al médico responsable del paciente, completándose la actuación, con el seguimiento del paciente en función del cuadro clínico.
Para evaluar los resultados del programa se analizaron al azar 200 episodios de bacteriemia en 2011 (previo a la intervención) y 200 durante 2013 (durante la intervención). Ambos grupos presentaron características similares, pero durante el período de intervención se demostró una mayor frecuencia de cambio de antibióticos tras disponer de la información microbiológica y una mejor adecuación del tratamiento antimicrobiano definitivo.
Además, la intervención demostró una disminución en el tiempo transcurrido hasta el control del foco de la bacteriemia, es decir, el foco de la infección, y una disminución en la estancia media de los pacientes.