El Parlamento ha aprobado con el respaldo unánime de todas las formaciones, incluida el PP, que en alguna de las otras comunidades que también han regulado este aspecto, ha votado en contra de varios puntos de la normativa o incluso a rechazarla en su totalidad.
El punto más controvertido de la ley es aquel que asegura que los pacientes podrán rechazar un tratamiento en contra del criterio médico incluso si esto pone en peligro su vida.
En líneas generales, la ley pretende garantizar los derechos de los enfermos terminales, el máximo respeto a la autonomía del paciente en el proceso de muerte, delimitar las obligaciones del personal sanitario y reforzar el papel de las unidades de cuidados paliativos para cuidar a los pacientes en el proceso final de su vida.
Ni eutanasia ni suicidio asistido
El texto no menciona ni la eutanasia ni el suicidio asistido, “para no chocar con el Código Penal”, tal y como aseguran desde EH Bildu, grupo que ha presentado esta proposición de ley ley.
La ley ha salido adelante por unanimidad, tras haberse rechazado las enmiendas en las que el PSE-EE pedía que se incorporase al texto una disposición transitoria que fijara que "la ayuda médica para morir se garantizará" cuando se despenalice la eutanasia y el suicidio asistido a través de la reforma del Código Penal.
Con esta normativa el País Vasco sigue los pasos de comunidades autónomas como Aragón, Baleares, Canarias, Galicia o Andalucía, ésta última pionera en contar con una regulación similar a la que entrará en vigor en País Vasco.
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