Los organizadores del encierro de
Pamplona mitigan las consecuencias del
riesgo inherente a la carrera con el "
sobredimensionamiento" de la atención sanitaria, según el estudio de dos profesores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA).
Año tras año, los trajes blancos, los pañuelos rojos y las chapelas invaden Pamplona. Detrás de los vítores a San Fermín, hay toda una
estrategia de atención sanitaria diseñada por la Consejería de Sanidad navarra para no modificar la hoja de servicios, teñida de luto por la muerte de
16 corredores que se dejaron la vida en el empeño y cientos de heridos por asta de toro o traumatismos que engrosan la lista de damnificados desde que se tienen registro.
Pero la fiesta que no tendría ningún sentido si no estuviera apegada al riesgo que supone la fuerza descomunal de unos toros asustados que buscan zafarse de la marea humana que los acompaña. Para paliar precisamente ese riesgo, el dispositivo especial, que está coordinado por el Centro 112-SOS Navarra, lo forman 9 puestos de atención sanitaria a pie de vallado, uno cada 53 metros del recorrido, además de 8 puntos de apoyo con socorristas. A esto hay que sumarle, 16 ambulancias, que estarán atentas a posibles heridos. La atención en el recorrido será prestada con recursos y personal sanitario y de apoyo de Cruz Roja (78), DYA (30) y Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea, que llevarán a cabo la asistencia sanitaria sobre el terreno y el traslado en ambulancias al
Complejo Hospitalario de Navarra.
Y es que
el riesgo es inherente a la carrera. No cabe discusión. En este caso podemos aplicar con toda tranquilidad eso de que ‘es mejor prevenir que curar’. Dos profesores de la Universidad Pública de Navarra han diseñado una herramienta de uso industrial para analizar el riesgo de encierro denominada
AMFE (Análisis Modal de Fallos y Efectos). Esta pareja de investigadores aseguran que las probabilidades de usar todas las ambulancias son muy pequeñas, una entre 10.000. Pero - oh, sorpresa- aseguran que los organizadores del evento han potenciado “la mitigación de las consecuencias del riesgo, sobredimensionando la atención sanitaria”.
Fermín Mallor Giménez, catedrático del departamento de Estadística e Investigación Operativa, y Javier Belloso Ezcurra, profesor del departamento de Ingeniería Matemática e Informática presentarán los resultados de su trabajo durante el 42º congreso de investigación operativa aplicada a los Servicios de Salud (
ORAHS, Operational Research Applied to Health Service), que se desarrollará del 25 al 29 de julio en Pamplona.
Para elaborar su trabajo, han estudiado los encierros de los últimos 6 años, 48 carreras en total, con el fin de identificar los riesgos existentes. Astados, mozos y recorrido son las principales fuentes de riesgo, tanto para corredores como para toros. Los investigadores, miembros del Grupo de Investigación, Datos, Estadística, Calidad y Logística (Decyl) han explicado que con el control de riesgo se persigue que el toro sea el único peligro del encierro, de tal forma que a los corredores no les afecten otros elementos como el estado de las calles, la presencia de corredores sin las condiciones físicas adecuadas o si el propio mozo no se encuentra en un estado óptimo para la carrera.
Sea como fuera, un dato que los servicios sanitarios tienen muy presente es que el 54% de los corredores lo hace por primera y única vez, quizás porque saben que el riesgo de muerte es del 0,017%.
¿Y quién paga la cobertura sanitaria de los corredores extranjeros?
A los heridos españoles del encierro se les atiende gratuitamente en el Servicio Navarro de Salud, pero a los extranjeros se les cobra a través de su seguro médico. A todos los corredores se les atiende, aunque luego la sanidad navarra intentará que el coste lo pague la aseguradora.
En este sentido, existen dos pólizas contratadas por el Ayuntamiento de Pamplona y por la Casa de Misericordia que sirven para indemnizar en caso de invalidez o muerte.
Algunas aseguradoras excluyen específicamente al encierro y los saltos desde la fuente de Navarrería de sus coberturas de salud en sus versiones estándar. Además, existen agencias de viaje que obligan a sus clientes a firmar una asunción de riesgos personal con la que renuncian a la posibilidad de demanda en caso de accidente en el encierro.
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