La Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, que dirige desde hace unos días Enrique Ruiz Escudero, ha informado este lunes que está preparando un nuevo plan de Salud Mental y que la región cuenta con una nueva unidad para el tratamiento de trastornos de personalidad, según ha informado el Gobierno regional a través de un comunicado.
La Oficina Regional de Coordinación de Salud Mental de la Comunidad de Madrid está ultimando el nuevo Plan Estratégico de Salud Mental 2017-2020. Este plan responde a las nuevas necesidades de la población de la Comunidad de Madrid para garantizar una correcta atención y cuidados a las personas con enfermedades mentales y a sus familias, lo que supone una importante pérdida de calidad de vida y una enorme carga emocional y económica.
El nuevo Plan de Salud Mental cuenta con 11 líneas estratégicas, dos de las cuales, más preeminentes, han sido prioritarias en cuanto a inversión presupuestaria y dotación de personal. Estas líneas albergan acciones destinadas a las personas con trastorno mental grave, así como a niños y adolescentes, dentro del modelo comunitario de atención a la Salud Mental, orientado hacia la mayor recuperación, promoción de la autonomía y reintegración social.
Además, el plan presta especial atención a tres patologías que requieren mecanismos específicos organizativos y de coordinación, como los trastornos de la conducta alimentaria, los trastornos del espectro autista y los trastornos de la personalidad, así como la prevención del suicidio, las adicciones y la participación de usuarios y familiares, la humanización y la lucha contra el estigma y discriminación de las personas con trastorno mental.
Sanidad recuerda que este martes se celebra el Día Mundial de la Salud Mental que este año tiene como lema escogido 'Trabajar sin límites. Emplear sin barreras', cuyo objetivo es acabar con los "obstáculos que impiden o limitan a las personas con enfermedades mentales a insertarse en el mundo laboral". Este día se celebra con el fin de dar visibilidad y defender los derechos de personas con enfermedad mental, concienciar a la población y luchar contra el estigma que sufren estos pacientes.
Por otra parte, la Consejería detalla que los trastornos de la personalidad constituyen un problema sanitario creciente debido a una elevada prevalencia y cronicidad del trastorno, la perturbación del entorno socio-familiar, las dificultades de un manejo adecuado en los dispositivos sanitarios y un consumo elevado de recursos sanitarios.
Una nueva Unidad de Trastornos de la Personalidad
El pasado mes de marzo se puso en marcha en el Hospital Doctor Rodríguez Lafora de la Comunidad de Madrid una nueva Unidad de Trastornos de la Personalidad que se une a la que ya existía desde 2008 y por la que han pasado más de 300 pacientes. La nueva unidad, que ha atendido ya a 22 pacientes, ha supuesto una inversión en equipamiento y obras de 140.000 euros y un refuerzo de personal de 30 profesionales para atender a estos pacientes.
Estas unidades, pioneras en la Comunidad de Madrid y de las primeras en el ámbito nacional, están dedicadas al tratamiento intensivo hospitalario de personas con trastorno de la personalidad grave que no han respondido de forma adecuada en dispositivos de menor intensidad de atención.
Cuentan con espacios que favorecen la convivencia y permiten el desarrollo de la actividad terapéutica, como son habitaciones dobles, comedor, sala de lavado, salas de estar, gimnasio, control de Enfermería y despachos médicos. Funcionan como una comunidad terapéutica hospitalaria, es decir, los pacientes autogestionan el espacio donde conviven.
Estos pacientes pasan por un proceso de derivación y valoración de forma conjunta por un equipo de expertos en la Oficina Regional de Coordinación de Salud Mental, para ingresar de manera voluntaria por un periodo de hasta seis meses, en los que un equipo multidisciplinar aborda su tratamiento con un enfoque centrado en el trabajo activo para incrementar las capacidades de funcionamiento personal y social de dichos pacientes.
Los objetivos de esta unidad son, entre otros, la reducción de la sintomatología, como pueden ser la ansiedad, la depresión o las conductas impulsivas; la modificación de la estructura disfuncional de la personalidad, como es el afianzamiento de un sentido de identidad propia; y finalmente la reinserción laboral y familiar de estos pacientes además de garantizar una continuidad y adhesión al tratamiento ambulatorio posterior.
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