La
cardiopatía isquémica es la primera causa de fallecimiento en el mundo, seguida de las enfermedades vasculares cerebrales. Estos datos convierten la enfermedad vascular en la principal
causa de mortalidad a nivel mundial, y en la primera también de discapacidad adquirida en el adulto. Sin embargo, el 90 por ciento de sus factores de riesgo se pueden prevenir. Es la principal conclusión de la jornada 'Nuevas aproximaciones a la prevención de la enfermedad vascular cerebral', recientemente celebrada en la
Fundación Jiménez Díaz.
Araceli García, jefa asociada del Servicio de Neurología del hospital madrileño y coordinadora de su Unidad de Ictus, explica que, al hablar de "nuevas aproximaciones", el encuentro se propuso
"dar un paso más allá en prevención". "Habitualmente se ha actuado sobre los principales factores de riesgo vascular conocidos (hipertensión, diabetes, niveles elevados de colesterol, obesidad…); pero pensamos que, si bien este abordaje es fundamental, prevenir la aparición de estos
factores de riesgo es aún mejor", ha afirmado. "Podemos decir que buscamos la prevención de la prevención, que permitiría mejorar no sólo la mortalidad y la discapacidad, sino, por encima de todo, la calidad de vida. En consecuencia, el
abordaje multidisciplinar es imprescindible", ha añadido.
La triada de la buena salud
Para ello, conviene partir, según los especialistas, de la
"triada de la buena salud", que componen la dieta, el ejercicio y el sueño. Tres factores básicos para reducir el riesgo vascular y mantener una buena calidad de vida que constituyen una propuesta aparentemente sencilla, pero que, con el ritmo de vida acelerado que marca nuestro día a día (comida rápida procesada, sedentarismo, falta de descanso…), cada vez cuesta más mantener. Por eso, los participantes en la jornada consideran que una buena información y formación, además de
campañas de educación a la población más joven, podrían tener efectos muy positivos.
Junto a esto, el
binomio estrés vs relajación es otro de los componentes en la prevención de la enfermedad cerebrovascular. En este sentido, García, implicada en la organización del encuentro, desarrolla la idea: "Dicho así, parece evidente que el estrés no es bueno y que la relajación es mejor. Pero hay datos concretos que sustentan esta idea y que debemos conocer para poder controlar: el estrés
aumenta en más de un 30 por ciento el riesgo vascular; y la meditación y la relajación ayudan en buena medida a disminuir este porcentaje".
Soledad, interacción social y tecnología en positivo
Otros de los aspectos tratados en el encuentro fueron los
efectos de la soledad y la interacción social en las sociedades actuales. A este respecto, Inmaculada Nava, también neuróloga y miembro de la Unidad de Ictus de la Fundación Jiménez Díaz, e igualmente organizadora de la jornada, refiere datos que muestran que "la
soledad no buscada es otro factor de riesgo importante, cada vez más presente en nuestra sociedad, que aumenta el riesgo de muerte". Por ello, desde un punto de vista individual, considera que las personas deben conocer este aspecto y
establecer conductas para evitarlo pero, desde un enfoque general, también la sociedad y los profesionales deben establecer mecanismos orientados a disminuirla.
Las nuevas tecnologías estuvieron también presentes en el encuentro, como herramientas importantes de ayuda en medicina en general, y en la
prevención de la enfermedad cerebrovascular, en particular. Así, Marta Oses, compañera del Servicio de Neurología y de la Unidad del Ictus del hospital, se refirió a los múltiples dispositivos de uso doméstico que permiten detectar arritmias, y que facilitan la instauración de
un tratamiento precoz para abordarlas. "Se trata de dispositivos beneficiosos, siempre con un seguimiento médico, que permiten interpretar y tratar los resultados de la mejor manera posible", concluye la también organizadora de la jornada.
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