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La Jiménez Díaz consolida su liderazgo en Neurocirugía Funcional

El hospital ofrece tratamiento de epilepsia, psicocirugía y el dolor, así como de los trastornos del movimiento con HIFU

Un momento de un tratamiento con HIFU realizado en la Fundación Jiménez Díaz.

03 feb 2025. 13.30H
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La Fundación Jiménez Díaz ha consolidado su liderazgo en Neurocirugía Funcional al disponer de una completa cartera de servicios en este ámbito, incluyendo el tratamiento de la epilepsia, la psicocirugía y el dolor, así como de los trastornos del movimiento. En este último caso, cuenta con el abordaje mediante ultrasonido focalizado guiado por resonancia magnética, también llamado ultrasonido focalizado de alta intensidad (HIFU, siglas en inglés de high-intensity focused ultrasound), una novedosa técnica que permite realizar lesiones de alta precisión en determinadas dianas cerebrales para conseguir el control de síntomas de algunos de estos trastornos.

El hospital madrileño dispone de equipos multidisciplinares altamente especializados y de reconocida trayectoria, lo que le permite abordar con éxito procedimientos de gran complejidad y, concretamente, en el ámbito de los trastornos del movimiento, destaca por su experiencia en el tratamiento de pacientes con párkinson, temblor esencial y distonía mediante estimulación cerebral profunda, habiendo tratado con éxito hasta la fecha a decenas de pacientes con estas patologías.

Adicionalmente, y con el objetivo de poner a disposición de sus pacientes las tecnologías más innovadoras y eficaces en manos de los profesionales más experimentados para ofrecer la mejor atención sanitaria, el centro incorporó el año pasado a su oferta asistencial el citado HIFU para el tratamiento del temblor esencial y el dolor, que consiste en la emisión de haces de ultrasonidos focalizados que provocan en la diana de interés una elevación progresiva y controlada de la temperatura hasta generar la lesión deseada mediante un proceso de necrosis coagulativa del tejido cerebral.

Desde entonces, la Fundación Jiménez Díaz ha tratado exitosamente con esta técnica de vanguardia a más de 30 pacientes que han visto significativamente mejorada su calidad de vida, al registrar una evolución muy satisfactoria y haber podido incorporarse rápidamente a su actividad diaria tras la operación, que no requiere de tratamiento rehabilitador posterior.

Así lo explica Mónica Lara, especialista del Servicio de Neurocirugía del centro -y coordinadora en él de este tratamiento junto a Joaquín Ayerbe y Cici Feliz, especialistas de los servicios de Neurocirugía y Neurología, respectivamente-, coincidiendo con el Día Mundial de la Neurocirugía Funcional, que se celebra hoy para concienciar sobre la importancia de esta disciplina, dirigida a recuperar o restaurar una función perdida o alterada para mejorar la calidad de vida de los pacientes que padecen diversas enfermedades neurológicas y psiquiátricas.


Certificación oficial en un procedimiento beneficioso


Además, tras varios meses de experiencia en el uso de este procedimiento, el hospital acaba de recibir el certificado oficial que acredita la formación completa en el mismo de todos los profesionales implicados en su realización multidisciplinar de los servicios de Neurocirugía y Neurología, junto al de Neurorradiología, encargado del manejo de la resonancia magnética y representado por Julia Montoya y Cristina Ordóñez.

La eficacia del HIFU está actualmente demostrada para el control del temblor refractario, incluyendo el temblor esencial y el temblor parkinsoniano, realizándose en ambos casos las citadas lesiones en el núcleo talámico y en determinados casos de enfermedad de Parkinson en el núcleo subtalámico, además de haberse empleado también en algunos casos de distonía focal y dolor neuropático.

Frente al tratamiento quirúrgico con neuroestimulación cerebral profunda (DBS, siglas en inglés de deep brain stimulation), el más ampliamente empleado y contrastado para el control de los síntomas del temblor y la mejora de la calidad de vida de los pacientes, la aplicación del HIFU ha demostrado su eficacia a corto y medio plazo, con resultados a medio plazo similares en ambas estrategias, ninguna de las cuales es, no obstante, curativa.

Sin embargo, “el beneficio del HIFU sobre el DBS es su mayor simplicidad de ejecución, al ser un procedimiento mínimamente invasivo que no precisa realizar heridas quirúrgicas en el cráneo ni el cerebro ni requiere de la implantación de dispositivos electrónicos que obligan a mantener un control periódico de los mismos para el ajuste de parámetros y que, además, pueden presentar complicaciones como infecciones y malfunciones”, explica Ayerbe. Además, el procedimiento, que tiene una duración de tan solo tres o cuatro horas en una sola sesión, se realiza con el paciente despierto, en una sala con resonancia magnética, y la estancia hospitalaria postquirúrgica se reduce significativamente frente a la cirugía DBS, limitándose normalmente a una noche de ingreso para observación.

Con este nuevo avance, que reafirma el compromiso de la Fundación Jiménez Díaz con la excelencia médica y la implementación de las últimas innovaciones tecnológicas en beneficio de sus pacientes, el hospital se convirtió en el tercero público de la Comunidad de Madrid en ofrecer esta técnica -que requiere de una sala equipada con una resonancia magnética a la que se añade un dispositivo emisor de ultrasonidos- a pacientes que responden a los criterios de inclusión aprobados para beneficiarse de la misma.

“En nuestro caso -apunta Feliz-, los posibles candidatos para tratamiento con HIFU son propuestos por sus correspondientes neurólogos y derivados a la Unidad de Trastornos del Movimiento del Servicio de Neurología de la Fundación Jiménez Díaz, coordinada por Pedro García Ruiz, para una valoración inicial, tras la cual, los que se consideran aptos son revalorados conjuntamente con los neurocirujanos para la selección definitiva”.

Hasta ahora, los casos intervenidos en el centro madrileño han tenido mayoritariamente diagnóstico de temblor esencial, pero el objetivo es incluir a pacientes más jóvenes, ampliar las indicaciones a algunos casos seleccionados de párkinson con alto componente de temblor -y, más adelante, al tratamiento del dolor neuropático no respondedor a otros tratamientos- y seguir aumentando progresivamente el número de pacientes intervenidos.


Día de la Neurocirugía Funcional


La Sociedad Española de Neurocirugía Funcional y Estereotáctica (SENFE) ha establecido el día 3 de febrero como el Día de la Neurocirugía Funcional, una fecha destinada a concienciar, dentro del campo de la Neurocirugía, sobre la importancia de esta disciplina, que abarca el tratamiento quirúrgico de patologías como los trastornos del movimiento (enfermedad de Parkinson, temblor esencial, distonía), la epilepsia farmacorresistente, ciertos trastornos psiquiátricos graves (trastorno obsesivo-compulsivo, anorexia) y el dolor crónico intratable. Gracias a los avances en diversas técnicas neuromodulación cerebral, esta rama de la Neurocirugía permite mejorar significativamente la sintomatología de los pacientes y, en muchos casos, ofrecerles una nueva oportunidad de vida.

La realización de los distintos procedimientos quirúrgicos que forman parte de la Neurocirugía Funcional siempre requiere del trabajo coordinado de equipos multidisciplinares, en los que los neurocirujanos funcionales colaboran con diferentes especialidades médicas como la Neurología, Neurofisiología, Psiquiatría, Neuropsicología, Anestesiología, Radiología y Rehabilitación, entre otras. La planificación y ejecución de este tipo de intervenciones quirúrgicas requiere de un trabajo en equipo que permita combinar la experiencia de cada disciplina, para garantizar los mejores resultados para el paciente.

Con la instauración del Día de la Neurocirugía Funcional, la SENFE busca dar visibilidad a esta rama de la Neurocirugía y poner en valor el esfuerzo de los profesionales que trabajan en ella, así como sensibilizar a la sociedad sobre el impacto positivo que estas intervenciones pueden tener en la vida de miles de personas.

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