El
Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz incorpora a su arsenal terapéutico un biomarcador para
optimizar el diagnóstico del cáncer de vejiga y el seguimiento de los pacientes. Se trata de una
herramienta no invasiva basada en un análisis por PCR que, partiendo del ADN de la orina, permite estudiar un panel de quince marcadores para detectar cambios genéticos que sean específicos de los
tumores vesicales, los novenos que más se diagnostican en todo el mundo.
“Utilizar este biomarcador es un importante avance en el diagnóstico y seguimiento de los pacientes con cáncer de vejiga que ayuda a
disminuir intervenciones innecesarias sobre el tracto urinario y a generar un impacto significativamente positivo en la calidad de vida de los afectados”, asegura el jefe asociado del
Servicio de Urología del Jiménez Díaz y responsable de su
Unidad de Urología Oncológica,
Ramiro Cabello, que destaca la comodidad que proporciona el test para el paciente, ya que solamente requiere de la entrega de una muestra de orina. “A diferencia de otros test convencionales, como la citología y otros biomarcadores,
no conlleva efectos colaterales de las instilaciones como inflamación, infección y hematurina”, concreta.
La adquisición del
test Bladder Epicheck es fruto del trabajo coordinado entre los servicios de
Urología y de
Anatomía Patológica del Hospital Jiménez Díaz, que es pionero en la incorporación de dicha herramienta terapéutica a su
Unidad de Cáncer Urotelial. Desde la Fundación Jiménez Díaz se avanza que, próximamente, la técnica también estará disponible en los otros tres hospitales de
QuirónSalud que, además del de la Fundación, están integrados en el
Servicio Madrileño de Salud (Sermas), a saber, los hospitales universitarios
Rey Juan Carlos (Móstoles),
Infanta Elena (Valdemoro) y
General de Villalba (Collado Villalba).
¿Cómo se diagnostica y se trata el cáncer de vejiga?
El cáncer de vejiga suele detectarse en
personas de en torno a 70 años. Su principal factor de riesgo es el
consumo habitual de tabaco, y la
presencia de sangre en la orina -hematuria-, su síntoma asociado más frecuente. Son más frecuentes en el oeste europeo, incluyendo España, y en América del Norte, frente a Asia y Europa del Este, donde se detectan menos casos.
La mayoría se diagnostica en fases precoces de desarrollo, lo que facilita su curación con cirugía, en concreto, con resección transuretral con posterior instilación de quimioterapia o inmunoterapia endovesical periódica.
En las ocasiones en las que el tumor se descubre en fase avanzada, la curación “
puede ser difícil o incluso imposible, y los objetivos del tratamiento cambian hacia prolongar la supervivencia y mejorar la calidad de vida del enfermo”, explica Cabello. Para el tratamiento se precisan pruebas invasivas como
cistoscopias y procedimientos quirúrgicos recurrentes como la
resección transuretral de vejiga, “que suponen un importante impacto para el paciente”, ya que conllevan un seguimiento de vigilancia continuada según el riesgo de recurrencia y la progresión del tumor, “lo que
ocasiona incomodidad”, y requieren, además, tiempo, personal y organización específicas.
Tratamiento alternativo más preciso
El nuevo biomarcador del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz reduce el impacto de esa clase de tratamientos por su
sensibilidad del 80 por ciento y su
especificidad del 48 por ciento, con una precisión de casi el 98 por ciento a la hora de descartar la presencia de tumor en caso de que la prueba resulte negativa.
Según Cabello, esa precisión “ayuda en la toma de decisiones y, en ciertos pacientes y escenarios, puede permitir
reducir la frecuencia y/o necesidad de cistoscopias sin pasar por alto la presencia de tumores agresivos”.
Aunque pueda contener afirmaciones, datos o apuntes procedentes de instituciones o profesionales sanitarios, la información contenida en Redacción Médica está editada y elaborada por periodistas. Recomendamos al lector que cualquier duda relacionada con la salud sea consultada con un profesional del ámbito sanitario.