El de los medicamentos peligrosos y su contaminación es un problema que preocupa en toda Europa. Más de 12,7 millones de profesionales sanitarios están expuestos a ellos y los sistemas de salud buscan modelo que solvente el problema de la seguridad de este colectivo a la hora de gestionar una medicación que, mal manipulada, puede tener
efectos citotóxicos o mutagénicos sobre su organismo.
Como ejemplo de un sistema de tales características, Madrid ha presentado su
modelo de prevención a la exposición de fármacos peligrosos, pionero en Europa, que comenzó a aplicar a través de una
instrucción en febrero.
César Pascual, director general de Coordinación de la Asistencia Sanitaria de la Comunidad de Madrid, ha explicado que la normativa se creó con la idea de “proteger a los trabajadores.
No podíamos dejar de utilizar los medicamentos, pero teníamos que gestionar sus peligros”. Para ello, se organizó un equipo multidisciplinar de 37 profesionales para abordar todas las potenciales necesidades puesto que “el alcance del modelo es para los 78.000 trabajadores del Servicio Madrileño de Salud (Sermas)”.
Durante el estudio previo a la elaboración del proyecto legislativo, se notificó que
el 80 por ciento de los hospitales madrileños ya tenía en marcha medidas en este campo y solo un 5 por ciento no utilizaba sistemas cerrados para el manejo de los medicamentos. Con todo, “los mayores problemas se encontraron en Enfermería”, ha indicado Pascual, que también ha reconocido que solo el 30 por ciento de los centros tenían formación específica.
Un momento de la intervención de César Pascual, en la sede del Parlamento Europeo, en Bruselas.
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Homogeneizar
En este marco se decidió “homogeneizar el uso seguro de los medicamentos peligrosos para garantizar la seguridad en el trabajo con directrices para los trabajadores”. Además, se agruparon estos productos en tres grandes grupos, cada uno con instrucciones específicas para su manejos:
antineoplásicos (entre los que se han detectado los mayores problemas para su administración), los
no antineoplásicos pero que cumplían las características de peligrosos y los que presentaban
un riesgo para los procesos reproductivos y que pueden afectar a mujeres en esta situación”.
Además, para la manipulación de estos medicamentos se optó por “
sistemas cerrados de transferencia individuales”. De hecho, cada fármaco tiene, según Pascual, “su directriz de manipulación”.
Para abordar todos estos cambios, se diseñó “un completo programa de formación tanto presencial como
on line” y se ordenó la creación de un comité de medicamentos peligrosos, también multidisciplinar, en cada hospital para que proponga a la gerencia medidas para poder cumplir la instrucción que emitiera su dirección en febrero. Asimismo, se ha puesto en marcha una
app para mantener al día a los profesionales.
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