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La medicina de precisión ofrece más seguridad a los pacientes polimedicados

Extremadura y Castilla y León ofrecen ejemplos de aplicaciones de la farmacogenómica en grupos de riesgo

María Isidoro-García y Adrián Llerena.

19 dic 2017. 17.50H
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POR SERGIO LÓPEZ
Miguel Fernández de Vega
Los proyectos de farmacogenómica a nivel regional han centrado parte del debate durante la jornada sobre ‘Medicina personalizada de precisión en Extremadura’, organizado por Sanitaria 2000 en colaboración con la Fundación Instituto Roche. Además de la iniciativa extremeña en este campo, el Proyecto Medea, se ha conversado en torno a la estrategia que se está llevando a cabo Castilla y León. Ambas iniciativas comparten el objetivo de ajustar la prescripción farmacológica a cada paciente. Algo que en un primer lugar beneficiará en gran medida a los pacientes polimedicados.
 
El cerebro detrás del Proyecto Medea de secuenciación del genoma de la población extremeña es Adrián Llerena, catedrático de Farmacología de la Universidad de Extremadura y miembro del grupo de estudios de farmacogenómica de la EMA. Llerena fue el encargado de presentar la herramienta con la que busca que su comunidad autónoma prescriba mejor conociendo los biomarcadores genéticos de la población, mejorando los resultados clínicos y reduciendo los efectos adversos.
 

Adrián Llerena: "No es un proyecto para que los investigadores publiquen, sino para los pacientes"

María Isidoro-García: "Hay que replantearse el exceso de prescripción".


“La idea principal es la estratificación de grupos de riesgo. Se trata de intentar objetivar para ir más allá del empirismo y que la prescripción no se regule a base de ensayo-error”, ha descrito Llerena, quien ha incidido en el problema que supone que a la hora de recetar un fármaco, el médico no cuente con datos acerca de las interacciones con otros fármacos que pueda estar tomando el paciente o –especialmente– la predisposición genética del paciente ante ese medicamento.
 
Llerena cree que existe un margen de mejora del 30 o 40 por ciento en los costes de medicamentos, ya que “muchos pacientes que van a urgencias proceden de medicaciones que no han funcionado”. Esto, a su juicio, da idea de la contribución que puede suponer la Medicina Personalizada de precisión de cara a la sostenibilidad del gasto farmacéutico.
 
Dado que no es posible analizar todos los biomarcadores para toda la población extremeña, el proyecto Medea, según ha explicado Llerena, se va a centrar en aquellos que sufren mayores efectos adversos. “Se mirarán los genes y más cosas: alimentación, historia clínica del paciente. Todo ello irá a la base de datos y el algoritmo procesará cuál es la mejor prescripción para el paciente. Todo ello a nivel de Atención Primaria”, ha explicado Llerena.  El Proyecto Medea, que ha recibido una financiación de 5,6 millones de euros, tiene una duración prevista en esta primera fase de cuatro años. Se va a llevar a cabo en todas las áreas sanitarias extremeñas.
 
Polimedicación y farmacogenética
 
Por su parte, María Isidoro-García, coordinadora de la Unidad de Referencia regional de Enfermedades Raras de Castilla y León, ha centrado su intervención en el problema de la polimedicación y en como la Medicina personalizada de precisión puede contribuir a reducir la incidencia de efectos adversos en pacientes que combinan varias terapias farmacológicas. “Se realizan prescripciones por parte de distintos especialistas de forma independiente. Tenemos que actuar de manera multidisciplinar”, ha explicado.
 
La experta ha relatado como ha trabajado en este ámbito desde la Unidad de Farmacogenética y Medicina de Precisión del Hospital de Salamanca, en casos de pacientes polimedicados que llegaban a veces con gravísimos efectos adversos y a los que, de forma consensuada,  se reducía parte de la medicación y se observaban mejoras. “Comenzamos hace 10 años a trabajar en este ámbito, cuando surgieron las dianas terapéuticas”, ha explicado.
 
A raíz de ahí se vieron las potencialidades de la Medicina de precisión. “Un perfil completo del genoma de un paciente cuesta 1.000 euros, pero sirve para toda la vida; cuando un oncólogo se va a gastar 10.000 al mes en fármacos”, ha explicado. Isidoro-García ha señalado cuáles son los siguientes retos en este ámbito: la formación y la investigación en torno a la Medicina Personalizada. “La oferta docente de nuestro laboratorio tiene una lista de espera de tres años. Esto ocurre porque la formación no está dada donde debería estar dada”.
 
Al igual que Llerena, la investigadora ha señalado la necesidad de una ordenación para implantar la Medicina Personalizada de Precisión en condiciones de equidad de acceso y calidad. En relación con estos y otros retos relativos a este modelo, que puede suponer un cambio de paradigma en la Medicina, desde la Fundación Instituto Roche, que ha auspiciado este debate, se ha querido destacar su voluntad de trabajar para hacerlo realidad de forma transversal con todos los colectivos implicados.

Vista de la sala durante la intervención de Adrián Llerena.



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