Antoni Comín ha reconocido en varias ocasiones que las
listas de espera son la prioridad de su mandato, así como la reducción del tiempo de espera en
urgencias. Pero la saturación que sufren las urgencias están llegando a situaciones difíciles de creer. La última ha sido el caso de una anciana de 93 años que el pasado día 4 tuvo que esperar 13 horas en una silla en un pasillo de las Urgencias del
Hospital de Bellvitge (Barcelona).
En una carta enviada a los medios de comunicación, la hija de la paciente, Mercè Pérez, ha asegurado que fueron los mismos profesionales del hospital los que la animaron a denunciar lo sucedido. "Nos han pedido que pusiéramos una queja para promover alguna solución al problema de los colapsos", asegura. De la misma manera asegura que no son pocos los profesionales en el hospital que le han asegurado que "el hospital dispone de más plantas, cerradas por los recortes".
La paciente acudió a Urgencias con bronquitis, gripe y tensión arterial alta, y, tras ser atendida, estuvo sentada en una silla en un pasillo durante
más de diez horas, sin que le dieran de comer, e
sperando el resultado de pruebas y un diagnóstico.
Situación "insoportable"
Esta denuncia va en la misma línea que denuncian muchos profesionales en diferentes hospitales catalanes, que califican de “insoportable” la presión que sufren en urgencias. Sin ir más lejos, el consorcio de Tarrasa –
que ha convocado una huelga prevista entre el 23 y el 27 de enero- y el
Parc Taullí, que han pedido a la consejería de Salud más personal para reducir la presión en las urgencias.
Por su parte, el
hospital Bellvitge asegura a EFE que las urgencias no están colapsadas y que ayer mismo
abrió doce nuevas camas.
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