El
Gobierno de Cataluña ha echado las cuentas que quiere para 2017 después de un ejercicio, el de 2016, de presupuestos prorrogados, que ha aprovechado para
vender un “compromiso social” que al final no ha sido para tanto.
El recorte del 50 por ciento para reducir listas de espera, que han pasado de 96 a 45 millones de unos presupuestos a otros, son solo un ejemplo de que reducir el dinero destinado a la sanidada privada o concertada no lleva aparejado un aumento de la inversión en el sistema público.
Lo curioso es que el consejero
Antoni Comín lleva meses vendiendo su escalada desprivatizadora (rebautizada ahora como “republificadora”) como un ejercicio de desvío de fondos de las manos privadas a las públicas. En cambio, la jugada parece que pasa por no invertir en
asistencia sanitaria de gestión privada, pero tampoco en revertir ese gasto en el sector público, lo que denota una intención de recorte encubierto.
La reciente aprobación de las cuentas para el próximo curso ha dejado en evidencia esta manera de proceder. Y en el sector ya lo advierten.
Josep María Puig, secretario general de Médicos de Cataluña, en declaraciones a Redacción Médica, ha lamentado que si el
crecimiento presupuestario catalán ha sido del 7,5 por ciento, la partida sanitaria se ha incrementado solo en un 4,5 por cien.
Más allá de los presupuestos, las políticas impulsadas por la Consejería evidencian también esta tendencia.
Tras el fin del concierto con la Clínica del Vallés, por ejemplo,
el Consorcio Sanitario de Terrassa ha visto incrementado el número de pacientes sin que se le hayan puesto los refuerzos de plantilla proporcionales.
Una situación que se ha agravado con el Plan de empresa que la Administración ha presentado y que pretende
recortar los derechos de los trabajadores del mencionado ente: aumento de horas de jornada, menor remuneración de las bajas médicas y congelación del acceso a la carrera profesional.
Tal y como ha informado este medio, la intención de la Consejería es recortar todo el margen de ventaja que tenían estos empleados sobre el convenio del Siscat. El propio comité de empresa ha publicitado que entre 2010 y 2014 se han recortado 42.906.699 euros que a día de hoy no se han recuperado.
Desde el departamento de Salud se afirmó que tanto este consorcio como la Mútua de Terrassa iban a disponer de 32 camas más y dos quirófanos para acoger toda esa actividad, que comparten con el
Parc Taulí. En el caso de este último, el esfuerzo iba a venir con la reapertura de 36 camas y 3 quirófanos. Claro que estos datos poco tienen que ver con la situación en la que se encuentran estos centros.
El mencionado concierto, por ejemplo, ha perdido en los cinco años anteriores hasta 131 camas que no ha recuperado. Precisamente, desde el Parc Taulí han confirmado a este medio que, tras el fin del concierto con la Clínica del Vallés, "el
colapso de las Urgencias es constante". "Se puede decir que todos los déficits que había antes, ahora se han agravado", aseguran, tras añadir que "aquel 'drenaje' de pacientes era necesario".
Esto supone, en consecuencia, efectos desalentadores para los pacientes catalanes, que están pagando la mala planificación de la Consejería con una menor calidad asistencial.
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