El afán 'desprivatizador' del exconsejero de Salud catalán, Antoni Comín, ha terminado por generar una paradoja. El empeño del anterior titular del departamento –actualmente ‘exiliado’ en Bélgica– por excluir de la red sanitaria pública a la Clínica del Vallès ha generado una saturación en la atención que ha concluido con la necesidad de derivar a los pacientes a centros igualmente privados.
Según han explicado a Redacción Médica fuentes sindicales, los recursos públicos que se dedicaban a la Clínica del Vallès hasta agosto de 2016, fecha en la que fue desvinculada de CatSalut, han sido repartidos entre el Hospital Parc Taulí y el Consorcio Sanitario de Terrassa. “A pesar de eso ha aumentado la sobrecarga del personal sanitario, personal médico, de enfermería, auxiliares, etc”, explican.
La situación que describen los representantes laborales incluye anulaciones de intervenciones quirúrgicas por falta de camas y saturación en varios servicios y unidades. Todo ello ha culminado, según explican, en que para rebajar la desbordada presión asistencial que coincide con la llegada del frío, se haya comenzado a derivar a los enfermos al Hospital General de Cataluña.
Se da la circunstancia de que el General, ubicado en Sant Cugat del Vallès, es un centro de gestión privada, al igual que lo es la Clínica del Vallès. Toda una muestra de lo tozuda que es la realidad y del servicio que presta la sanidad privada a la pública en los lugares donde ésta no puede llegar y especialmente cuando la gestión acaba generando un caos asistencial.
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