A medida que la pandemia de Covid-19 avanza, también lo hace el conocimiento sobre la
magnitud, el tipo y la duración de la respuesta inmune que generamos frente al virus SARS-CoV-2, ya sea como resultado de la infección natural o de la vacunación.
Una información que desde el Grupo Colaborativo Multidisciplinario para el Seguimiento Científico de la Covid-19 (GSCMC) consideran “esencial”, ya que
definirá en gran medida la evolución de la pandemia y guiará las estrategias que se deban adoptar para proteger a las personas y a las poblaciones.
Por ello, en su
segundo informe -el primero trataba sobre el orden de vacunación- han revisado el conocimiento actual sobre la inmunidad y han emitido varias
recomendaciones para las políticas de Salud Pública.
“Un año después de la emergencia del SARS-CoV-2, ya tenemos una mejor idea de la dinámica de la respuesta inmune tras la infección, pero aún quedan muchas preguntas abiertas,” comenta Julià Blanco, investigador de IrsiCaixa y autor principal del informe del grupo de expertos. “Por ejemplo,
aún no hemos identificado marcadores relacionados con la protección y no ha pasado suficiente tiempo para decir cuánto tiempo dura la inmunidad,” añade.
En ese sentido, recomiendan realizar estudios prospectivos para
definir marcadores de protección inmune y valores de corte que simplificarían los ensayos clínicos de vacunas y ayudarían a decidir sobre la
necesidad – o no- de revacunar. “Una estrecha vigilancia de los casos de reinfección acompañados de encuestas serológicas informarían sobre la relevancia de este fenómeno”, explican en el texto.
No priorizar la vacuna en los que hayan sido positivo
El grupo promovido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación “la Caixa”, y el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (CoMB), con el apoyo de la Asociación Catalana de Centros de Investigación (HACER), también considera que la gran mayoría de las personas contagiadas genera una inmunidad protectora que dura por lo menos seis meses, y probablemente más.
“Por esta razón insistimos que, en un contexto de dosis limitadas,
las personas que ya han pasado la infección no sean consideradas como prioritarias para la inmunización,” señala Silvia de Sanjosé, presidenta del GCMSC y autora principal del
primer documento del grupo sobre grupos prioritarios para la vacunación.
Además, advierten que la emergencia de nuevas variantes virales podría comprometer la eficacia de vacunas existentes y subrayan la
necesidad de realizar una vigilancia molecular tanto en poblaciones humanas como en animales susceptibles de infección. Por último, insisten en que la vacunación global es necesaria no sólo desde un punto de vista ético, pero también epidemiológico.
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