Que Antoni Comín afirmara el pasado viernes que iba a comprar el Hospital General de Cataluña por 55 millones, noticia que el grupo propietario negó apenas unas horas después alegando que no les había llegado ningún tipo de oferta, está afectando a la plantilla del centro. Fuentes sindicales confirman a Redacción Médica que son “entre 100 y 125 sanitarios” los que verían peligrar su puesto de trabajo si la Generalitat finalmente decidiera acabar el 31 de diciembre su concierto para los servicios de hemodinámica y radioterapia.
“El centro funciona de forma autónoma y privada en torno al 85 por ciento, ya que estos servicios solo representan el 15 por cien de su actividad total”, aseveran estas fuentes. Las mismas que añaden que nadie de la Consejería ha sido claro con los trabajadores, por lo que les tienen “con la cabeza hecha un lío”. “La mayoría son médicos y enfermeras; algunos de ellos incluso esperanzados con que iban a pasar a ser personal estatutario del Instituto Catalán de la Salud (ICS) si les incorporaban al sector público”, comentan estas fuentes. Las mismas que matizan cómo han tenido “que aclararles que esto es imposible si no pasan por una oposición”.
El entorno sindical del centro añade que cuando Comín acudió a reunirse con los trabajadores (único contacto directo que ha tenido la institución con estos), el consejero “les dejó caer que se iba a llevar la actividad y, un rato después, que igual compraba el hospital”. Un cúmulo de noticias tan confirmadas como desmentidas que ahonda en la inseguridad que siente una plantilla que, desde sus organizaciones sindicales, pedirá este miércoles en una rueda de prensa una reunión en la que de una vez se sienten todas las partes implicadas.
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