Patricia Biosca
Al nuevo sistema de transportes sanitarios catalán le han llovido críticas desde el primer día. El consejero de Salud, Antoni Comín, ha tenido que lidiar con el descontento de los profesionales sanitarios, sindicatos y grupos políticos que cuestionan la medida, heredada del anterior consejero, Boi Ruiz. El último capítulo ha sido el anuncio de que consensuará con el parlamento su adaptarlo a las circunstancias particulares de cada región o volver al anterior sistema. En principio, parece que su postura es continuista ya que se apoya en el argumento de que el sistema funciona a la perfección en otros países europeos, como Suecia.
La polémica empezó ya desde el contrato. Varias empresas se presentaron al concurso (por valor de 2.143 millones de euros si se llega al máximo de diez años de vigencia) e incoaron la adjudicación final ante los tribunales.
Desde la Federación de Sanidad de CCOO en Cataluña ya criticaron que este lío en los juzgados se trasladó a los profesionales sanitarios en forma de falta de formación. “Algunas de las empresas que perdieron el concurso no facilitaron la formación. En Tarragona se llegó al punto de amenazar con despidos si alguien se formaba en su tiempo libre. Por eso pedimos a la Consejería que pusiese orden y regulase este ámbito”, afirma Jordi Venanci García, responsable de Cataluña de la Agrupación de Ambulancias de CCOO. “La formación fue o muy justa o inexistente”.
El siguiente revés al nuevo modelo vino de parte de los profesionales: los colegios se mostraron en contra del sistema (aplicado desigualmente desde noviembre, aunque entraba en vigencia en todo el territorio en enero de este año), que cambiaba el anterior esquema de ambulancias e introducía un nuevo vehículo de intervención rápida (VIR).
En la actualidad funcionan cuatro tipos de vehículos: la ambulancia básica, en la que viajan dos técnicos y puede trasladar a un paciente; la ambulancia equipada para hacer pruebas específicas “in situ”, que traslada a técnico, enfermero y médicos y que además puede transportar a un paciente; y el revolucionario VIR, conducido por un técnico acompañado por un médico, pero que no puede transportar pacientes, aunque está destinado a la estabilización del enfermo sobre el terreno.
“El problema del VIR es que en muchas ocasiones el técnico se tiene que extralimitar en sus funciones y hacer las del enfermero. Y con la supresión de las guías de los enfermeros debido a la entrada del Real Decreto de prescripción enfermera, por el que ven limitado su trabajo diario, el asunto se complica”, explica García.
Veritente política de las críticas
En esta línea se encontraba la primera crítica en el Parlamento en la que Comín admitía “incidencias” en el servicio. La diputada de
Catalunya Sí que es Pot, Marta Ribas, instaba al consejero a que “actuase rápido”, ya que se está dando “inseguridad entre los profesionales e ineficiencia”. El tema saltaba a los medios, que se hacían eco de las críticas de todos los sectores implicados y donde se referenciaba que el sistema tenía problemas Tarragona, Lérida y Girona.
“No está muy bien diseñado. No digo que no funcione bien en Barcelona, pero allí das una patada y te sale un hospital. El problema es en las demás provincias, que son principalmente rurales”, afirma Josep Fumadó, portavoz de los médicos rurales de la OMC y que ejerce en Tarragona, concretamente en los municipios de Jaume d’Enveja y en Esi Muntells.
En este sentido también fueron dirigidas las críticas de la intervención en el último pleno del Parlamento del portavoz de Sanidad del Ciudadanos en Cataluña, Jorge Soler. Invitó al consejero a “redistribuir” el sistema, simplemente introduciendo cambios en la ubicación de los profesionales sanitarios en el transporte urgente (la mayoría de problemas se dan en el transporte no urgente y en la zona de Girona, como explicó el consejero). “Lo que no es comprensible es que Tarragona, que es capital de provincia, no tenga un médico de emergencias y tenga que depender de uno que está en Reus, donde la población es mucho menor”, afirma para Redacción Médica.
De hecho, le propuso a Comín que se replanteara esta medida en Lérida, donde se repite la misma situación. “Para eso no hay que hacer una comisión, sino ver dónde existen los problemas y cómo se pueden solucionar con este simple gesto”, asegura Soler, que pidió al consejero que antes de Semana Santa anunciase algún cambio al respecto.
Complicidad de Ciudadanos si atiende a sus propuestas
Según Ciudadanos, el consejero encontrará apoyo en la formación naranja siempre y cuando busque amplios acuerdos: “Tiene nuestra complicidad si hace estos pequeños gestos. Nosotros apostaremos por los grandes consensos, si es lo que busca el consejero”.
Comín buscará el consenso en el parlamento para, o reorganizar el sistema, “adaptándolo a las realidades territoriales” o bien, para volver al anterior y “eliminar los VIR”. Los médicos y sindicatos optan por esta última opción, aunque dotándolo de más medios. Después de Semana Santa comenzarán de nuevo las negociaciones (CCOO tiene una reunión con los parlamentarios que, calculan, se celebrará la primera semana de abril), donde se volverá a dibujar el futuro del transporte sanitario catalán.
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