Tras pasar más de un año desde que se puso en marcha el plan de choque impulsado por el exconsejero de Salud, Antoni Comín, para reducir las listas de espera quirúrgicas solo ha conseguido la intervención de un 0,4 por ciento más de pacientes respecto a finales de 2016. Esta cifra sigue quedando muy lejos del 10 por ciento que el extitular de Salud prometió que conseguiría su programa.
El plan, que se dotó con una partida extraordinaria de 57 millones de euros, fijaba dos objetivos principales: la disminución de un 50 por ciento de las demoras para las primeras visitas con los especialistas y otro 50 por ciento en cuanto a la reducción de la espera media para la realización de las pruebas diagnósticas. Estos ejes de actuación tampoco han sido cumplidos y durante el último trimestre de 2017, las listas subieron hasta las 440.000 personas.
El campo en el que mejor se ha comportado el plan de Comín ha sido en el de la reducción del tiempo para la realización de las pruebas diagnósticas, que ha caído un 42,3 por ciento. A pesar de ello, las listas también han crecido, concretamente, un 12, 7 por ciento.
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