El consejero de Salud, Antoni Comín, ha puesto en valor que el nuevo Plan de Salud de Cataluña 2016-2020 "nace vivo y con buena salud porque lo han hecho más de un millar de autores de diferentes actores y agentes del sector en Cataluña". Lo ha dicho este jueves en su comparecencia en la comisión de Salud del Parlamento de Cataluña, donde ha presentado este documento, el instrumento de referencia para todas las actuaciones públicas en materia de salud que la Generalitat tendrá que seguir por estos cinco años destinadas a mejorar la salud y la calidad de vida de la población.
El documento cuenta con cinco principales novedades respecto a su antecedente. En primer lugar, prioriza el abordaje de los determinantes sociales de la salud. En segundo lugar, refuerza el ámbito de la salud pública, mientras que en tercer lugar, apuesta por la investigación y la innovación a través del despliegue del Plan Estratégico de Investigación e Innovación en salud 2016-2020 (PERIS). En cuarto lugar, da impulso a la política del medicamento, que Comín quiere normativamente blindada, entre otros, con la creación de una Agencia Catalana del Medicamento. Por último, el nuevo plan se propone mejorar el reconocimiento a la tarea de los profesionales y dar más calidad a su participación, facilitando los liderazgos profesionales y los planes de desarrollo profesionales.
El Plan se adapta a las necesidades de los nuevos tiempos y prioriza nueve áreas de salud: niños y adolescentes vulnerables; gente mayor y discapacitado; salud mental; enfermedades minoritarias; enfermedades transmisibles; aparato locomotor; aparato respiratorio; sistema vascular, y cáncer. Igualmente, casi duplica el número de proyectos concretos que los establecidos en el anterior Plan de Salud, pasando de 32 a 58.
Con la aplicación del Plan de Salud 2016-2020 se espera, a grandes rasgos, una serie de impactos positivos a diferentes ámbitos. Para el ciudadano, una atención más adaptada a sus necesidades y más participación, información, y opciones de acceso y de atención. En cuanto a la política de servicios sanitarios, la intención es más equidad, resolución y accesibilidad, así como más integración entre niveles asistenciales e interacción con los servicios sociales. Los profesionales, por su parte, tendrán más participación en la toma de decisiones y podrán desarrollar sus tareas con formas nuevas y adaptadas al nuevo modelo de atención. Por último, el sistema tendrá que ser más eficiente sin renunciar al progreso y a la excelencia en la atención, garantizando un acceso universal y unos resultados equitativos.
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