Carles Riera es el
candidato de la CUP a las elecciones catalanas que se celebrarán este jueves, 21 de diciembre, después de que el Gobierno de Mariano Rajoy tuviera que cesar al Govern de Carles Puigdemont con la
aplicación del artículo 155 de la Constitución. Un contexto de deriva secesionista en el que se ha colado, ahora en primera fila, este
sociólogo entregado a la psicoterapia a través del
método Gestalt, que ejerce en ‘L'Espai de Gestalt’ desde 2010. Definido por muchos como una pseudoterapia, el Consejo General de la Psicología de España explica a
Redacción Médica que “en la actualidad
existen algunos estudios realizados tanto en Reino Unido como en Estados Unidos que parecen avalar la validez de este modelo de terapia, que tan larga y extendida tradición de uso tiene entre los colectivos de médicos y psicólogos”.
Imagen de la cuenta de Twitter oficial de Carles Riera donde se define como 'Psicoterapeuta Gestalt'.
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El problema, por tanto,
no está en la terapia que utiliza Riera sino precisamente en que ejerza como psicoterapeuta. “El foco debería ponerse no tanto en demonizar los modelos psicoterapéuticos, como en garantizar que se tomen las medidas necesarias para regular en España tanto el ejercicio profesional de la psicoterapia, como su formación”, aclaran desde el Consejo. Y es que Riera
ni es titulado en Psicología ni en Medicina (tal y como aclara en
su perfil de LinkedIn)
, pero se lucra de la falta de regulación que existe en nuestro país en torno a estas prácticas.
“Resulta extremadamente grave, dado que abre la puerta a que
cualquier persona –en un sentido literal- pueda realizar tratamientos psicoterapéuticos con una mínima formación en cualquiera de sus modalidades", explica el Consejo General de la Psicología, ya no directamente sobre Riera sino sobre cualquier persona en su situación.
Una realidad que alarma a los psicólogos españoles “porque una de las finalidades de los modelos psicoterapéuticos (gestálticos, psicoanalistas, terapias de tercera generación…) es, entre otras, el abordaje de problemas psicológicos y trastornos tan importantes como pueden llegar a ser la ansiedad o la depresión, y
entrañan la evaluación de aspectos psicológicos que sólo un profesional adecuadamente formado está facultado para realizar”, aseveran.
Falta de regulación
Desde el Consejo aseguran no tener una sola notificación de que la terapia Gestalt haya generado en quienes se someten a ella casos de ruina económica o estafa. Sin embargo, admiten que pueden existir denuncias de pacientes que residen en la ya mencionada falta de regulación.
“Los psicólogos y psicólogas están sujetos a un código deontológico y a la obligatoriedad de supervisión por parte de los colegios profesionales. Esto no ocurre en el caso de terapeutas que no sean psicólogos o médicos. Es precisamente este sistema de supervisión el que permite que el profesional deba estar actualizado en su formación y conocimientos y
establece los mecanismos para proteger a los pacientes y usuarios”, aseguran.
“Para nosotros los psicólogos,
la palabra psicoterapeuta está vinculada con una especialidad, un instrumento de intervención, no con una profesión en sí misma. Es, por lo tanto, un apellido, nunca un sustantivo. En ese sentido, creemos en la necesidad de una formación, en los modelos y enfoques empíricamente validados y considerados eficaces o probablemente eficaces”, añaden abriendo la puerta a poner fin a
ese ‘coladero’ de pseudopsicoterapeutas que se lucran de una falla en el sistema en la que muchos como Riera han visto un negocio.
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