Los ciudadanos de Barcelona, Milán y Roma son los europeos con más riesgo de contagio de zika por una picada, dada su densidad de población, la presencia de aeropuertos que conectan con las zonas con más incidencia de este virus y la concentración de mosquitos.
El director de Calidad y Seguridad Asistencial del Hospital Clínic de Barcelona, Antoni Trilla, ha dado a conocer estos datos en la conferencia inaugural del salón farmacéutico Infarma. No obstante, indica que la “buena noticia” es que, hasta el momento, ni en Cataluña ni en España se ha dado hasta ahora ningún contagio de este virus a través de una picada de mosquito, un caso que es más probable durante los meses de verano.
Trilla ha recordado que el zika no es especialmente agresivo con las personas que lo padecen, pero ha lamentado que en el caso de las mujeres embarazadas se disparan las probabilidades de que el feto sufra malformaciones. En concreto, la posibilidad de que haya problemas con el feto es “veinte veces mayor” que en una embarazada cualquiera, si bien estas probabilidades se acaban traduciendo en malformaciones en un 1 o un 2 por ciento de los casos.
El territorio catalán concentra la mitad de casos de zika diagnosticados en España, unos 150 casos, todos ellos importados; es decir, que se han contagiado en el extranjero. A enero de 2017, de estos casos 32 habían afectado a mujeres embarazadas, 26 de las cuales habían dado a luz a niños sanos y también se había dado un caso de microcefalia grave y un aborto espontáneo.
Los datos de febrero de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicaban la circulación de este virus en 76 países de tres continentes, y en 29 naciones se habían registrado casos de microcefalia y otras malformaciones congénitas, mientras que 21 han reportado un incremento de casos de síndrome de Guillain-Barré, una respuesta inmunológica que provoca parálisis en los músculos.
Por ahora sigue sin haber tratamiento para curar la enfermedad y hay cuarenta vacunas en proceso de desarrollo, de las que cinco van a entrar en la fase I de ensayos clínicos, por lo que no se espera ninguna comercialización hasta, como mínimo, cuatro años.
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