Assumpta Escarp es portavoz del Partido Socialista de Cataluña (PSC) en la Comisión de Salud del Parlamento catalán, por lo que se ha convertido en una de las principales figuras de los representantes sanitarios de la oposición al Govern. En conversación con Redacción Médica, reconoce que conforme avanza la legislatura, se van acertando más “las fallas entre las dos posturas sanitarias de Junts pel Sí”: el apoyo a la colaboración público-privada de la rama del Partido Demócrata Catalán (PDC) o la obsesión reversionista de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC). “Nosotros estamos a favor de que los hospitales sean públicos pero también de que se plantee la colaboración con la privada en Atención Primaria y en Salud Mental, que es algo que nadie ha planteado”, explica.
Escarp saca a relucir las dudas que su grupo tiene respecto a la manera en la que Antoni Comín está realizando su purga de conciertos con operadores privados. “¿A ver dónde recoloca las 6.000 intervenciones que va a dejar de hacer el Hospital General?”, asevera. Y es que en opinión de la representante socialista, “la gran política desprivatizadora de Comín solo era no renovar los contratos de concesión que terminaban”. A su juicio, ese será el máximo legado que el filósofo deje en la Consejería. “Prometió medidas, como un decreto para Enfermería, que ni existe a día de hoy ni va a existir en lo que queda de legislatura”, arguye tildando el falso compromiso de “engaño”.
El nacionalismo es la tarea capital de este curso político catalán. Un movimiento al que Carles Puigdemont le ha puesto una fecha para el manido referéndum: septiembre de 2017. En el ámbito sanitario, Escarp recuerda que “desde el primer estatut tenemos plenas competencias sanitarias”, por lo que la escalada secesionista “apenas le afectará”. Sin embargo, la diputada sí hace una reflexión paradójica respecto al mandato de Comín: “La mejor estructura del Estado catalán es la sanidad, y se la está cargando”. El último varapalo de este capítulo fue la no aprobación de los últimos presupuestos, a los que su ‘socio’ de Gobierno, la CUP, no quiso dar el visto bueno. “Cuando uno se acuesta con antisistemas nunca sabe cómo se va a levantar”, matiza Escarp sobre la estabilidad del acuerdo entre ambas formaciones.
“No se puede basar la estabilidad de un Ejecutivo pactando con una fuerza anticapitalista”, sentencia la diputada respecto al citado acuerdo entre Junts pel Sí y la CUP. No obstante, Escarp sí saca una nota discordante para este discurso: la libertad de voto con la que ha actuado la mencionada plataforma electoral en materia sanitaria. “Muchas veces han votado junto a la oposición, y si Comín les hubiera escuchado en esas votaciones, tendríamos una sanidad mucho mejor”, narra Escarp, en referencia a la apertura de nuevos centros de salud, puntos de Atención Continuada o la recuperación de especialidades, bloqueados por el 'no' presupuestario. Paradojas de la política.
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