La
Consejería de Sanidad de Castilla y León ha diseñado una
estrategia de prevención de la conducta suicida por la que se creará la figura de enlace sanitario en cada una de las áreas de salud que servirá de referente para colegios, institutos, residencias, servicios sociales.
El objetivo es “facilitar una atención más rápida” a los casos que presenten riesgo grave o extremo de conducta suicida, según ha explicado en una entrevista con
Redacción Médica el coordinador de este plan y ex consejero de Sanidad,
Antonio María Sáez Aguado.
Los enlaces serán
profesionales sanitarios de la red de Salud Mental de Sacyl. Su perfil podrá ser el de
un psiquiatra, un psicólogo o, incluso, personal de Enfermería especialista en este ámbito. “Actualmente, ya estamos estudiando qué competencias van a tener, cómo los vamos a organizar y, en cuanto sea posible, ponerlos en marcha”. “Estos enlaces sanitarios están pensados para
funcionar junto con el ámbito educativo, de servicios, policías, bomberos y otras entidades que puedan requerir asesoría en la materia”, explica.
De este modo, se pretende ofrecer
recursos sanitarios de rápida actuación a todos aquellos agentes no sanitarios que participan en la estrategia contra el suicidio, como los cuerpos de seguridad, bomberos o protección civil, o el propio ámbito de la educación, que es crítico en la detección temprana del riesgo y en la capacidad de poder abordarlo a tiempo.
La Consejería de Sanidad espera así que, cuando se presente algún caso sospechoso, “
exista un profesional sanitario de referencia al que, por ejemplo, los trabajadores de una residencia o profesores de una escuela puedan acudir directamente”. De hecho, el enlace sanitario no solo agilizará la asistencia sanitaria en caso de ser preciso, derivando al afectado a los servicios de Salud Mental para que sea atendido en menos de 72 horas, sino que, en casos más leves, también orientará y asesorará.
Código suicidio y registro de casos
La previsión es que a principios de año esté en funcionamiento en todas las provincias y se hayan definido los protocolos apropiados. De hecho, el departamento ya está trabajando en un
‘Código Suicido’, similar al que ya existe para los casos de infarto o ictus, “que especifique muy bien los pasos que se dan”. “Eso requiere registrar muy bien cuáles son las tentativas suicidas”, sostiene Sáez. “Esto es clave, porque permite una rápida e intensa actuación”.
En este sentido, Sáez alerta de que
en España las tentativas suicidas “no se registran bien”. “Tenemos casos de personas que acuden al hospital con un diagnóstico de intoxicación por consumo excesivo de medicamentos, o ciertos traumatismos, y no aparece como tentativa suicida”, explica.
“Esto es vital porque es el primer paso para poder actuar”.
Asimismo, la estrategia contempla la puesta en marcha de
un registro de suicidios en Castilla y León, que contenga información relevante de los fallecimientos por esta causa, “que no está disponible en la actualidad, como la localización, medios utilizados, profesión, etc.”. El registro se creará a partir de la información que los forenses recogerán de forma sistemática en este tipo de fallecimientos.
Investigación del suicidio
Esto es clave porque da pie a
la investigación de la problemática del suicidio, que si bien en España y en Castilla y León no es muy elevada en comparación a otros países o regiones, “puede prevenir muchas muertes”, reconoce el coordinador de la estrategia.
De este modo,
se incorporará la prevención del suicidio como una de las líneas prioritarias en las ayudas a la investigación desde las instituciones públicas. Esto permitirá priorizar la investigación en conocimiento epidemiológico del suicidio, evaluar las intervenciones en los distintos niveles asistenciales, monitorizar las nuevas evidencias sobre la efectividad del tratamiento psicoterapéutico y farmacológico y la evaluación de la evidencia y efectividad de intervenciones de prevención después de una tentativa.
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