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Dimite la gerente cántabra de Primaria que defendió saltarse el protocolo

Alicia Gómez había justificado que la directora de Atención Primaria vacunara a su madre porque "sobraban dos dosis"

Alicia Gómez, gerente de Atención Primaria del Servicio Cántabro de Salud (SCS).

04 feb 2021. 18.10H
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La gerente de Atención Primaria del Servicio Cántabro de Salud (SCS), Alicia Gómez, ha presentado su renuncia al cargo apenas una semana después de haber defendido públicamente la actuación de la directora médica de Atención Primaria, Beatriz Josa, por vacunar a su madre contra el coronavirus cuando la campaña se dirigía a sanitarios del servicio de emergencias del 061.

Según han confirmado a Europa Press fuentes de la Consejería de Sanidad, Gómez ha presentado la renuncia, si bien, por ahora, se mantiene como gerente. La dimisión se produce una semana después de que Josa presentara la suya tras salir a la luz pública la vacunación a su madre.

De hecho, en un primer momento, Gómez no aceptó la dimisión de Josa -"Primero dimito yo", dijo-, si bien la Consejería tuvo que aceptarla finalmente al ser ésta "irrevocable". Gómez defendió a su subordinada y opinó que "más ético" no había podido ser" lo que hizo, destacando, además, que se había actuado "con total transparencia".

"Sobran dos dosis"


Según su versión, para vacunar a los sanitarios del 061 se mandaron al centro de salud de Nueva Montaña de Santander, donde tiene su sede este servicio, los viales con las dosis necesarias, conforme a la relación de trabajadores pedida y remitida previamente.

Así, aunque los viales coincidían con el número de empleados del listado, sobraron "dos dosis", de las que dio cuenta la coordinadora, así como también de que no encontraba en el centro -que asimismo alberga la Línea 900 de información Covid- a "nadie" sin inmunizar. "Todo el mundo" se había puesto ya la vacuna, indicó.

Ante esto, y teniendo en cuenta que el suero solo se puede administrar en las seis horas siguientes a su descongelación, la coordinadora llamó a la directora médica, ya que a ella no se le ocurría a quién poner las dosis sobrantes. De este modo, Beatriz Josa planteó la posibilidad de administrar la vacuna a su madre, de 87 años, y tuvo que "dar mil vueltas" para que alguien acercara a la mujer al centro, extremo que finalmente llevó a cabo un familiar.

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