El
Hospital Universitari Son Espases, centro de referencia de Mallorca, pero a su vez de todas las islas de Baleares, ha sido el
epicentro de la atención a los pacientes covid en la comunidad autónoma. Además de atender a los enfermos de su isla, también
ha tenido que asistir a las personas contagiadas más graves de las demás y que han requerido ingreso en Son Espases, a la vez que
habilitó espacios para vacunar contra el Covid-19. El director gerente de Son Espases,
Josep Pomar, se suma al documento
'Lecciones del Covid', impulsado por
Redacción Médica, y lanza una reflexión del aprendizaje de la pandemia: "Con un objetivo claro y compartido,
mayores niveles de autonomía y herramientas de gestión, el sistema podría
ganar en capacidad de respuesta y eficiencia".
¿Qué balance hace de la gestión de la pandemia tras dos años del primer caso del coronavirus Covid-19 detectado en España?
El sistema sanitario ha dado muestras de soportar una prueba de estrés muy dura y, también globalmente, ha demostrado capacidad y resistencia. La pandemia ha reforzado la convicción social de que tenemos un buen sistema y de que la salud debe seguir formando parte de las prioridades políticas estratégicas.
¿Cuáles cree usted que han sido los puntos más fuertes de la sanidad española a la hora de hacer frente a la pandemia? ¿Y los débiles?
El punto más destacado es el de que con un objetivo claro y compartido, mayores niveles de autonomía y herramientas de gestión, el sistema podría ganar en capacidad de respuesta y en eficiencia. El punto fuerte ha sido el trabajo colaborativo y la integración de nuevas modalidades asistenciales en especial en el campo virtual. Destacable también la respuesta ciudadana ante la vacunación. La crisis ha puesta de manifiesto la debilidad de los recursos de salud pública y deja a la vista algunos temas pendientes desde hace años, como es la redefinición de la Atención Primaria y, sin duda, reformular algunos aspectos de gobernanza, coordinación y en especial abordar el problema de la gestión de las organizaciones sanitarias que de forma increíble siguen trabajando con un modelo burocratizado, jerarquizado de forma indebida y claramente obsoleto.
¿Cree usted que la sexta ola será la última ‘gran ola’ de la pandemia?
Es un deseo sobre todo pero no me atrevo a ser taxativo.
¿Es el momento de gripalizar el Covid-19? ¿Cómo debe ser el seguimiento de la enfermedad llegado ese punto?
Con la información disponible y el contexto, parece razonable 'normalizar' la presencia del virus. Ello no excluye la cautela, pero necesitamos integrar el covid como un problema más en el lugar que le corresponde.
¿Qué aprendizaje personal le deja a usted la pandemia del Covid-19?
La primera una nueva lección de humildad, tanto en lo global, no estamos exentos de riesgos complejos y desconocidos; y en lo más micro: la pandemia nos ha acercado a decisiones compartido, a un modelo de dirección muy plural y participativo, el de los comités de crisis y los comités covid que debería permanecer. Otro aprendizaje es el de mayor respeto a los profesionales y mayor empatía con el sufrimiento de los pacientes y familiares. También me hace mucho más militante de las necesidades de reforma, es imprescindible que en este país alguien se tome en serio la gestión sanitaria y afronte unos pocos cambios vitales para mantener y acrecentar un buen sistema sanitario.
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