El Servicio de Salud del Principado (Sespa) pone en marcha en el área sanitaria del Nalón el protocolo para prevenir y actuar ante el riesgo de suicidio, que se extenderá en las próximas semanas al área sanitaria IV (Oviedo) y posteriormente se implantará en las demás.
Se trata de una herramienta que permitirá dar respuesta a un fenómeno complejo de origen multifactorial. Los suicidios no se pueden atribuir a una sola causa, aunque la mayoría se deben a enfermedades mentales, como depresión, psicosis y toxicomanías, e intervienen factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales.
Un grupo de trabajo multidisciplinar, coordinado por la Unidad de Salud Mental e integrado por profesionales de enfermería, psiquiatría, medicina familiar y comunitaria, trabajo social y psicología clínica, ha sido el encargado de redactar el protocolo que ha contado, además, con 29 revisores externos.
El objetivo del documento es incrementar la detección precoz de los pacientes con ideación, planificación o comportamiento suicida, lo que se conoce como comportamiento autolítico. Para ello, se aborda el problema desde las consultas de Atención Primaria, sus servicios de urgencias y los hospitalarios, en coordinación con salud mental.
El texto plantea la necesidad de llevar a cabo acciones para mejorar la formación de profesionales sanitarios, actuar en la sensibilización de la población general sobre salud metal, poner en marcha medidas para reducir los factores de riesgo e incidir especialmente en las intervenciones dirigidas a prevenir repeticiones de tentativas de suicidio.
Evaluación clínica
En los centros de salud es donde se detectan los pacientes con ideación suicida y la mayor parte de los intentos autolíticos. En estos casos, se propone al facultativo realizar una evaluación clínica que permita establecer el riesgo. La intervención será inmediata con aquellas personas que presenten una tendencia autolítica elevada, a las que atenderán profesionales de salud mental en menos de 10 días y con contacto telefónico previo.
Los datos muestran que el riesgo de repetición de un intento de suicidio tras ser atendida la persona en los servicios de urgencias hospitalarias es del 25 por ciento. Por tanto, para evitar nuevos intentos, resulta prioritaria la detección en este ámbito, con el fin de realizar una intervención que permita mantener un contacto activo y continuado con el paciente.
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