El
deporte de alta montaña es cada vez más popular y frecuente. Actividades deportivas como el esquí, si no se practican adecuadamente, pueden causar graves lesiones.
Sami Val, especialista en Traumatología deportiva de
HLA Montpellier, explica que el riesgo traumático que entraña la práctica del esquí alpino es moderado,
aproximadamente un 0,3 por ciento, pero siempre que se esquíe por donde es debido. Sin embargo, la imprevisibilidad de los descensos libres o fuera de pista pueden causar graves accidentes.
Lesiones de rodilla
Las lesiones de rodilla son las más frecuentes durante la práctica del esquí, siendo la lesión del
ligamento cruzado anterior (LCA) la que reviste mayor gravedad. El mecanismo de giro o torsión del fémur sobre la tibia o la hiperflexión de rodilla pueden ocasionar una rotura del LCA. De forma combinada o aislada, pueden producirse roturas meniscales, distensiones o roturas ligamentarias, lesiones en cartílago y fracturas en meseta tibial por impacto.
Una rotura del LCA puede genera incapacidad para practicar otros deportes que involucran en pivote de la rodilla.
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Las mujeres tienen mayor probabilidad de tener roturas de LCA. Esta predisposición se debe a factores anatómicos y físicos específicos.
Una rotura del LCA
puede generar incapacidad para practicar otros deportes que involucran el pivote de la rodilla (fútbol, tenis, pádel, balonmano, etc.). Además, la inestabilidad articular en la rodilla que puede causar molestias en la vida cotidiana y la posibilidad de progresión rápida a la artrosis.
Todo traumatismo directo sobre el hombro puede ocasionar una fractura, luxación o lesión ligamentosa. En ocasiones, estas lesiones no se diagnostican de entrada, y solo se advierten cuando la articulación no está en reposo.
Fracturas de clavícula
En función de la afectación ligamentosa, las luxaciones acromioclaviculares son de bajo o alto grado. “En pacientes activos desde el punto de vista deportivo, siempre recomendamos
tratamiento quirúrgico en aquellas lesiones de alto grado donde no existe contacto entre el acromion y la clavícula. La técnica que generalmente proponemos es la estabilización mediante abordaje artroscópico”, puntualiza Sami Val.
Las fracturas de clavícula suelen asentarse en el
tercio medio del segmento óseo, si es de alta energía (por alta velocidad o caída tras un salto), puede precisar una estabilización quirúrgica mediante osteosíntesis (placa y tornillos).
En el resto de casos se tratan con un cabestrillo y fisioterapia posterior.
Luxación de hombro
Otra de las lesiones muy frecuentes al practicar esquí es la luxación de hombro. El tratamiento para este tipo de lesión sería, en primer lugar, descartar que no existan lesiones vasculonerviosas, reducir el hombro y estabilizar mediante un cabestrillo a la espera de realización de pruebas.
Traumatismos, como el “pulgar del guardabosques”
Los traumatismos directos en la mano durante el esquí pueden ocasionar distintas lesiones, comocontusiones, luxaciones, fracturas y esguinces de ligamentos.
El “pulgar del guardabosques”, es una lesión característica del ligamento colateral medial de la articulación metacarpofalángica del pulgar. El dedo se engancha al palo de esquí, ejerciendo una fuerza directa hacia lateral hasta generar una lesión ligamentosa por hiperextensión.
Los traumatismos craneoencefálicos son más frecuentes en niños, por lo que es recomendable para su protección el uso de casco y gafas.
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En la mayoría de los casos el tratamiento se resuelve con un yeso conformado, pero si hay signos de inestabilidad en la articulación o arrancamiento óseo asociado se trata mediante cirugía (reparación del ligamento colateral medial).
Los
traumatismos craneoencefálicos son más frecuentes en niños, por lo que es recomendable para su protección el uso de casco y gafas para proteger los globos oculares. A nivel de la pelvis lo más común son las contusiones. Sin embargo, los traumatismos directos en la parte superior del cuerpo son más frecuentes con el snowboard.
¿Cómo evitarlas?
Para
evitar estas lesiones es fundamental un equipo adaptado a las características de cada uno: las fijaciones de las tablas, altura de los palos, medida de las botas, casco, gafas etc. Además, el tipo de nieve y el clima van a condicionar de forma determinante la práctica del esquí.
La nieve dura puede propiciar resbalones y pérdida de control; y la nieve blanda o húmeda al final de la jornada puede ocasionar algún fenómeno de “agarre” de las tablas.
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