Marta Prades es diputada en las Cortes de Aragón por Podemos y presidenta de la Comisión de Sanidad del citado parlamento. Natural del Alcañiz, en 1999 comenzó a trabajar en la rama administrativa del hospital de esta localidad, logrando en 2011 su plaza fija como funcionaria. Tras un año y medio de gobierno del PSOE en la región con el apoyo de su grupo, y a la espera de que se presente un presupuesto para Aragón correspondiente a 2017, la representante ha charlado con Redacción Médica sobre los retos sanitarios de la comunidad.
¿Cómo valora el trabajo del gobierno aragonés en este 2016 para el ámbito sanitario?
Cuando llegamos, vimos un incremento en el presupuesto para sanidad de 210 millones respecto a 2015. Eso nos gustó, aunque esta área era una de las que más deficiencias presentaban entonces. Ahora ha pasado un año y lo que vemos es que hay muchas cosas que no se han cumplido.
¿Qué cosas?
Sobre todo en infraestructuras sanitarias. Los centros de salud de Barbastro y Huesca necesitan notables reformas. Además, Teruel y Alcañiz necesitan nuevos hospitales.
Pero para eso es necesario que den el visto bueno a los presupuestos de 2017.
No confiamos en que en 2017 se aplique el plan de infraestructuras que se acaba de presentar.
¿Van a apoyar los presupuestos que el Ejecutivo diseñe para el año que viene?
No lo sabemos. Primero que los presente para que los podamos analizar.
¿Cómo piensan solucionar los problemas del personal sanitario, que demanda más estabilidad y mejores condiciones?
Hemos pedido que se eliminen las barreras que evitan superar en las ofertas de empleo público las tasas de reposición. Lo cierto es que la situación de los profesionales es precaria, sobre todo en las zonas rurales.
El Partido Popular ha presentado una Proposición No de Ley para aumentar el empleo público sanitario superando la tasa de reposición, ¿cómo lo valora?
Hasta ahora, la posición del PP en este aspecto ha sido totalmente contraria, por lo que no deja de resultarnos sorprendente.
¿Cómo valoran el plan de incentivos que se ha presentado para que los facultativos vayan a estas zonas?, ¿se logrará solo con incentivos económicos?
Nosotros hemos presionado para que un plan así exista. El incentivo económico siempre prima pero no es lo único: si los profesionales pudieran ejercer su trabajo con los suficientes recursos, si pudieran acceder a internet con facilidad en muchos pueblos donde les cuesta entrar a la historia clínica… se facilitarían las cosas.
¿Qué puntos ponen como prioridad para aprobar las cuentas de 2017?
Los derechos de la gente son lo primero y así lo hemos dicho desde que llegamos a las Cortes. Falta solventar los problemas de emergencia social, que cuentan con carencias sanitarias. Después, las mencionadas infraestructuras y los problemas de personal son prioritarios.
¿Tienen alguna idea de cómo solucionar los recurrentes problemas con las Urgencias del Hospital Miguel Servet? Hay voces que apuntan a que una de las causas incluso es cierta falta de implicación de los profesionales…
No creo que el problema sea porque los profesionales no ponen toda la carne en el asador porque están siempre al cien por cien y pedirles el 120 por ciento a veces ya es imposible. Lo que nos parece es que todos los remedios que se han puesto en marcha no dejan de ser parches.
¿Y qué proponen?
Aragón necesita reestructurar su mapa sanitario, cosa que hemos tratado en varias intervenciones en las Cortes. Hace falta un mejor reparto de los profesionales, para que no haya unos con sobrecarga de trabajo y otros sin tanta ocupación; también cubrir todas las plazas. Otro inconveniente son los traslados; en la provincia de Teruel, por ejemplo, se han pedido varios cambios de puesto de trabajo y no se ha planificado que esas vacantes se cubran.
Desde su puesto de presidenta de la Comisión de Sanidad, ¿cómo ve el clima de las reuniones?
El debate es intenso, aunque hay puntos en los que prima el interés general, como los casos de Talidomida o el apoyo a los enfermos de distrofia muscular de Duchenne. En general, el apoyo es bueno, positivo, porque somos conscientes de hasta qué punto nuestras decisiones afectan al conjunto de los aragoneses.
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